lunes, 14 de abril de 2014

Comenzó la semana de pasión

Escribo semana de pasión con minúsculas a conciencia, y sin ánimo de molestar a nadie. Empieza la semana de pasión para muchos que vivimos en el centro del casco histórico, que durante la tarde y noche de esta semana vemos cómo se nos impide circular libremente por las calles.

Soy enormemente respetuoso con las creencias de los demás y con las cofradías; no cruzo por en medio de una procesión a menos que sea absolutamente imprescindible y, por supuesto, nunca lo hago si el paso está cerca. Respeto, por tanto, a los cofrades y a quienes se agrupan en las calles para ver el desfile de una cofradía.

Pero me gustaría que me respetaran igual, sobre todo, cuando ni siquiera hay una procesión en la calle. Desde el primer día de procesiones, la gente se posiciona en una esquina e impide pasar a los demás. Ocurrió anoche, en la calle San Pedro, cuando la Cruz de guía de El Despojado aún no se asomaba por la esquina de San José, personas de toda edad y condición, impedían el paso a quienes queríamos dirigirnos hacia el callejón del Tinte. Firmes, con los brazos cruzados, mirando al infinito, desafiantes, mal educados.

Hay quien dice que ocurre igual en Carnaval. No es exactamente igual, en primer lugar, son menos días y en segundo siempre hay un hueco o alternativas para pasar por otra esquina. En la semana de pasión, no. Ocupan toda la calle, a veces incluso con banquetas y sillas de la playa, impiden a los demás circular libremente, y cuando se marchan dejan la calle como un estercolero, con los restos de bocadillos, latas, pipas y papeles de chucherías. Dura una semana, de auténtica pasión para los que viven en el centro.

2 comentarios:

Jesús dijo...

Quizá lo que se ve en estos días sea una mezcolanza de la creencia en tener ciertos derechos por llevar horas calentando un asiento o por haber conseguido una buena primera fila. Pero esto subleva porque se le impide a uno llegar a su propia casa. O le obliga a justificarse, como si uno tuviera que explicar de forma creíble y con el DNI en la boca que vive donde realmente vive. Pobre venecianos, así todo el año.

ARS dijo...

Lo que me parece peligroso es que cierren las esquinas con sillas de playa y banquetas, y una dejación de responsabilidad del ayuntamiento que lo permita.