Hay que partir de una realidad incuestionable: los impuestos son necesarios para mantener el estado de bienestar. Con los impuestos se financian servicios públicos y gratuitos que los ciudadanos demandan, como la sanidad, la educación, las insfraestructuras o las prestaciones sociales.
Básicamente hay dos impuestos, los directos y los indirectos. Estos últimos, los indirectos, gravan, por ejemplo, el consumo con una cuota fija e igual para todos los contribuyentes, sea cual sea su nivel de ingresos, por eso son más injustos. No es lo mismo pagar un 21% de IVA ganando 100, que ganando 1000. por eso habría que regularlos de otra forma, de manera que productos básicos, como el pan, apenas tributaran, mientras que productos no necesarios para vivir, o de lujo, deberían pagar más, por ejemplo el tabaco o el alcohol.
Los directos, que se cobran progresivamente en función de los ingresos, son más justos: debe pagar más quien más tenga. Pero también hay que poner una limitación, por abajo, en la cuota del impuesto que se pague. Es decir, poner una cantidad a partir de la cual hay que pagar el IRPF (el impuesto sobre lo que se gana, sobre lo que se cobra). En España Hacienda tiene establecida esa cantidad, que, si no me equivoco es de 12.450 euros: los que ganen esa cantidad o menos, no están obligados a pagar el IRPF (impuesto sobre el rendimiento de la personas físicas).
Aquí está el debate que enfrenta a dos sectores del gobierno. Con la subida del salario mínimo interprofesional, los que lo cobren, superan el mínimo establecido por Hacienda, por lo que deberían pagar el IRPF. El ministerio de Trabajo pide que no se les aplique la normativa general y no paguen impuestos. Y eso es injusto.
Hay otros trabajadores, por ejemplo autónomos, que no llegan a ganar el salario mínimo interprofesional, son muchos los que, ni por asomo, llegan a los 1.000 euros mensuales, pero, sin embargo, además de una cuota fija mensual -que no tiene en cuenta los ingresos-, tienen que tributar por su rendimiento anualmente.
Creo que si Trabajo quiere un trato justo y equitativo, también debería pensar en esos trabajadores cuyos ingresos ni tan siquiera se aproximan el salario mínimo interprofesional. Mientras no sea así, todos los que superen el igualitario mínimo establecido, deberían pagar el impuesto por los ingresos percibidos.