domingo, 4 de noviembre de 2012

Mariscando


En su entretenido y curioso libro La mujer gaditana. Apuntes de economía social (1902), el médico portuense Federico Rubio realiza una breve introducción sobre el origen de Cádiz y sus habitantes, afirmando que "a la luz" de la prrehistoria, se concluye que Cádiz es uno de los primeros lugares poblados del mun­do conocido, ya que los primeros pobladores encontraron aquí las dos condiciones indispensables para vivir: "tierra firme donde estar y alimentos naturales á mano, ofreci­dos sin dificultad, sin trabajo y sin necesidad de industria", alimentos consistentes en molus­cos vivos, crus­táceos y otros animales comestibles.



La conclusión de Rubio, es que los primeros habitantes de Cádiz eran mariscadores y que, en progresica evolución, después "Cádiz pasó de mariscadora a pescadora, de ahí a puerto de mar, marinera de costas, naviera y comerciante. Luego, sobre estos factores, punto de escala, almacén de depósito, base de operaciones de guerra y plaza fuerte".

Recordé a Federico Rubio hace unos día cuando contemplé, en la Punta de San Felipe a un hombre cogiendo lapas. Y el mismo día, un mariscador con aguas por las rodillas junto a la Alameda, cerca de los restos de los baños que hubo allí. Hacía años que no veía una escena así y, pensé, si verlos de nuevo era consecuencia de la crisis.  



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este tío se parece a Sanchez Gordillo.

Los fardos de Pericón (1512) dijo...

Flaco favor se le hace a la tradición gaditana y a su historia marisquera, de corrales y aportaciones lingüísticas y científicas de ictiología (Magistral Cabrera, Antonio Machado..); flaco favor a la observación de Federico Rubio y aún más flaco al derecho que los habitantes de Cádiz tienen a mariscar, actividad tan antigua como sostenible, y que las injustas y actuales leyes de la Junta de Andalucía, se han lucido, con una legislación absurda y desproporcionada, que entre otros surrealistas requisitos para ejercer el marisqueo, te exigen "estar parado" (¿?); ser autónomo y otras paternalistas y ridículas lindezas.