jueves, 26 de mayo de 2011

Mantenerse por responsabilidad

Uno de los errores que los partidos que pierden unas municipales cometen es descabezar las candidaturas que presentaron, permitir que quienes fueron cabeza de lista -siempre son la mejor opción, antes de la votación- abandonen y no se conviertan en lo que el voto de la ciudadanía decidió: jefe de la oposición. En Cádiz, tras ser derrotados por Teófila Martínez, solo uno de los candidatos socialistas que se han enfrentado al PP se mantuvo como portavoz de la oposición: Rafael Román durante dos legislaturas, ocho años. Sus dos predecesores, abandonaron el acta de concejal en cuanto pudieron.
Hay ahora avisos de que ocurrirá lo mismo en otras ciudades. De Pilar Sánchez ya se dice que va para la Junta, con gran escándalo. José Antonio Barroso anuncia que se irá al paro.
No sé si el amigo Barroso se ha parado a pensar que dejando el acta de concejal puede defraudar a quienes apoyaron su candidatura. Argumenta que han sido los puertorrealeños quienes han decido su "jubilación" política, olvidando los votos que ha tenido, pero, al menos, no se despacha con los mensajes iluminados de sus compañeros de Córdoba y Sevilla. Ocaña y Torrijos lo tienen claro: el pueblo se ha equivocado, según el primero, y deja mucho que desear, según el segundo, por no haberlos elevado a las alcaldías de Córdoba y Sevilla, respectivamente.

3 comentarios:

Mariano Del Río dijo...

Pepe Barroso, adopta la condición de martir de la papeleta, aunque mucho me temo, que se quedará solo en una postura ficticia y acudirá a la toma del acta. El subsidio no puede mantener su tren de vida.
De Pilar Sánchez cabe esperar que se neutralice entre las bases, pues un salto a la Junta daría el tiro de gracia al partido.
Fueraparte: ¿Que pasará con la oficina del Bicentenario?

ARS dijo...

No me extrañaría que la cerrasen, para no competir con la del Ayuntamiento.

Mariano Del Río dijo...

Pues entonces, nos atenemos a los comentarios de días pasados y la ola azul entra como elefante en cacharrería.
Esta vez, la espada venció a la pluma.