En las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, los que querían "refinar" el Carnaval de Cádiz tenían como modelo la celebración en Niza, caracterizada por el cuidado de los exornos callejeros y las cabalgatas, con toda la parafernalia de elecciones de reinas, damas, batallas de serpentinas y papelillos, bailes de sociedad, etc., mientras se controlaban las manifestaciones callejeras.
A finales del primer tercio del siglo XX parece que los resultados gustaban a la burguesía dirigente, de tal manera que la madrileña revista Mundo gráfico, en febrero de 1929, publicaba una artículo firmado por J.R.D. (José Recio Díaz) en el que afirmaba que ese año se habian organizado "unos festejos carnavalescos, dignos sucesores de aquellos otros que tanta fama dieron á la Tacita de Plata", dejando claro que la celebración ya no era la de antes, añadiendo:
"Las fiestas de Momo, en este año, han revestido una brillantez inusitada, destacando los motivos alegóricos diseminados profusamente por calles y plazas, exuberantes de gusto y de distinción, debidos al artista pintor D. Antonio Accame, que un año y otro viene demostrando una inventiva prodigiosa y un depurado arte en la ornamentación de la bella ciudad gaditana para estos días carnavalescos".
Por si no quedaba claro que el ansiado refinamiento se había logrado, añadía: "las fotos que ilustran esta plana demuestran gráficamente que el Carnaval de Cádiz no tiene nada que envidiar al célebre de Niza".
Y estas eran las imágenes que ilustraban el artículo.
De temas como este hablaremos en el 24 Congreso Internacional de Carnaval. Más información
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