miércoles, 15 de marzo de 2017

Patrimonio descontextualizado


Me gustan los cementerios, me parecen espacios hermosos, tranquilos, cuidados, que, por otra parte, dicen mucho de la cultura y la historia de los lugares a los que pertenecen. Por eso los visito siempre que puedo, ya sea el hermoso balcón cementerio de Zahara de la Sierra, el luminoso y colorido de Funchal, el ordenado jardín de Münster o el abigarrado e histórico cementerio de la Recoleta.

Los cementerios forman parte de patrimonio histórico de un lugar, forman parte de la memoria histórica de un pueblo, del pasado histórico de la sociedad, de las gentes de cada lugar, por eso hay que cuidarlos.

Entiendo, no obstante, que, a veces, son un obstáculo para el desarrollo urbanístico de una ciudad, aunque no ocurra siempre, como puede ser el caso ya mencionado del de la Recoleta, o los cementerios parisinos que, como el argentino, originalmente estaban a las afueras de la ciudad, y ahora forman parte del entramado urbano.

En Cádiz pasó eso. El cementerio inaugurado en 1800 como consecuencia de la fiebre amarilla, en el siglo XX estaba en medio de la ciudad expandida y a finales del siglo se decidió cerrarlo y abrir el de Chiclana. Pero, ya entonces, cuando se hablaba de hacer un jardín en parte del espacio que quedaría libre, propusimos que los monumentos funerarios más singulares -no los nichos-, los conjuntos escultóricos y arquitectónicos de mayor valor artístico, quedaran en Cádiz. No solo no me hicieron caso, alguno consideró mi idea un puro disparate.

Ahora, CEMABASA, la empresa pública que gestiona el cementerio mancomunado de Chiclana, anuncia una ruta monumental por el cementerio, aludiendo a la importancia patrimonio artístico que encierra el cementerio. No dudamos que sea cierto, pero tenemos la certeza de que se trata de un aprovechamiento patrimonial falseado, puesto que van a presentar una historia, un patrimonio histórico artístico descontextualizado. ¿Qué sentido tiene en Chiclana una galería de bustos de alcaldes de Cádiz? ¿Cómo explicarán la importancia histórica de los panteones familiares de estirpes gaditanas?

Lo harán sin dudas. Negociarán visitas al cementerio instalado en Chiclana, explicarán la monumentalidad y belleza de los enterramientos, pero seguro que no dicen que lo que están mostrando es parte del patrimonio histórico de la ciudad de Cádiz que, por una absurda y timorata decisión política, le fue sustraído a los gaditanos.

La foto que ilustra la entrada es del panteón de la familia Moreno de Mora, tal y como estaba, en su contexto histórico, en 1983, año que lo fotografié para incluirlo, junto con otros monumentos funerarios, en mi libro La burguesía gaditana en la época isabelina.

Otras muestras del patrimonio perdido del cementerio de Cádiz, se pueden ver aquí y aquí, fotografiados por Eulogio García Romero, que tuvo la gentileza de enviármelas para mi archivo fotográfico, fotos que demuestran la belleza de un patrimonio que nunca debió salir de la ciudad.

1 comentario:

Ana dijo...

Los cementerios, como los mercados, hablan de los ciudadanos donde se ubican. Si cuidan lo que comen y respede una épocatan la serenidad de sus muertos, con sus representaciones icónicas, los mausoleos y las esculturas aisladas son elocuentes y expresan los gustos, la situación socioeconómica y cultural de una colectividad en una época determinada. Claro que una ciudad ha de progresar, pero sin que el avance haga renunciar a la memoria de sus vecinos que nos precedieron.

Las esculturas, que sin ser obra de Benlluire, como en Valencia o Sevilla, honraron a sus vecinos deberían quedarse en el nuevo jardín que surgiera del solar del barrio de San José.