lunes, 16 de julio de 2012

El candado

Desde que vi por primera vez, allá en un descampado de Sancti Petri, la obra El Candado, el homenaje a la libertad de imprenta regulado en las Cortes de Cádiz, obra de Luis Quintero, por encargo de la Asociación de la Prensa, me gustó.  La idea de un candado abierto, en la que aparece el plumín de una estilográfica, me pareció muy acertada.
Inaugurada en 2007, se trasladó a Cádiz dos años después, adornando una rotonda junto a la plaza de España, lo que también me gustó, pese a muchas críticas aparecidas en comentarios de lectores en la prensa local.
Es un homenaje simbólico a la libertad de imprenta, es decir a la libertad de expresión, a la libertad de todos, no a la de unos pocos, ni siquiera a la libertad de prensa, como algunos han querido, interesadamente, interpretar, apropiándose del decreto de 10 de noviembre de 1810, reiterado en el artículo 371 de la Constitución de 1812. Lo que garantizaba el decreto 9 de las Cortes era la libertad de imprenta, es decir, la libertad instrumental de expresión del pensamiento.
Y por eso no entiendo que alguien, posiblemente un militante de un sindicato, Comisiones Obreras, pueda deslucir un mensaje tan hermoso e importante como el del artículo 371 de la Constitución gaditana, pegando encima de la leyenda dos pegatinas del sindicato.    





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