El almuerzo de ayer: unos buenos chocos, comprados enteros a Faly, limpiados en casa, preparados con ajo fileteado y un toque de manzanilla. De guarnición, en vez de arroz, guisantes, que deben quedar enteritos. Salió muy bueno.
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jueves, 31 de agosto de 2017
20 años sin Lady Di
Recuerdo perfectamente el día del entierro de Lady Diana: di un paseo por una ciudad vacía, Cádiz, escuchando música, la que se oía en la calle de la retransmisión televisiva del sepelio.
Dicho esto, y con todo respeto, también digo que no entiendo que los principales medios de comunicación, nacionales y locales, le dediquen más espacio a el topicazo de los "20 años sin...", que a la comparecencia de Rajoy en el Parlamento, en principio, para hablar de la Gurtel, aunque ni Rajoy, ni el portavoz del PP, lo hicieran.
Insisto, no entiendo la importancia que se le da a lo de los "nosecuantos años sin...".
Creo que es bueno recordar acontecimientos históricos, positivos y negativos, como lección social, por eso entiendo que se conmemoren los 200 años de la proclamación de la primera Constitución de un país, o los 70 del final de una guerra mundial, acontecimientos de influencia general, ya sea a nivel mundial o nacional, pero no entiendo que se generalice con la nostalgia de los 20 años sin Lady Di -pese a su labor filantrópica, que, por cierto, ningún medio de los que he leído menciona-, ni con los 40 años sin Elvis, los 30 sin Fred Astaire o sin Rita Hayworth, o los 50 sin Vivien Leight, sin Edgard Neville, sin Magritte o sin Spencer Tracy..., por poner algunos ejemplos. Sinceramente, me parece que, salvo para familiares y fans, son recordatorios que no tienen mayor importancia.
Dicho esto, y con todo respeto, también digo que no entiendo que los principales medios de comunicación, nacionales y locales, le dediquen más espacio a el topicazo de los "20 años sin...", que a la comparecencia de Rajoy en el Parlamento, en principio, para hablar de la Gurtel, aunque ni Rajoy, ni el portavoz del PP, lo hicieran.
Insisto, no entiendo la importancia que se le da a lo de los "nosecuantos años sin...".
Creo que es bueno recordar acontecimientos históricos, positivos y negativos, como lección social, por eso entiendo que se conmemoren los 200 años de la proclamación de la primera Constitución de un país, o los 70 del final de una guerra mundial, acontecimientos de influencia general, ya sea a nivel mundial o nacional, pero no entiendo que se generalice con la nostalgia de los 20 años sin Lady Di -pese a su labor filantrópica, que, por cierto, ningún medio de los que he leído menciona-, ni con los 40 años sin Elvis, los 30 sin Fred Astaire o sin Rita Hayworth, o los 50 sin Vivien Leight, sin Edgard Neville, sin Magritte o sin Spencer Tracy..., por poner algunos ejemplos. Sinceramente, me parece que, salvo para familiares y fans, son recordatorios que no tienen mayor importancia.
miércoles, 30 de agosto de 2017
Kastellet de Copenhague y Santa Catalina de Cádiz
Una de las visitas que quería hacer en Copenhague era al famoso Kastellet, una fortificación construida a partir de 1626, de la que conocía un dibujo que me recordaba al gaditano fuerte de Santa Catalina.
En la entrada del Kastellet -que esté muy cerca de la famosa Sirenita-, hay un altorrelieve con el plano de la fortificación, que si lo comparamos con el plano de Santa Catalina -recortado de uno mayor de 1724-, se constata el parecido.
La fortificación danesa es más grande y, aparte de tener uso social -como parque público y lugar de paseo- y cultural -destaca un concierto anual del Ballet Real de Dinamarca-, todavía tiene funciones militares.
Lo más sorprendente es ver que las laderas de sus murallas están cubierta de un cuidado cesped, en el que hay algunos cañones históricos, junto a bancos para los paseantes y, periódicamente, una patrulla militar que cuida el recinto, llamando la atención, muy educadamente, a quien se excede o se sale del camino establecido.
En la última foto, la entrada principal al Kastellet.
En la entrada del Kastellet -que esté muy cerca de la famosa Sirenita-, hay un altorrelieve con el plano de la fortificación, que si lo comparamos con el plano de Santa Catalina -recortado de uno mayor de 1724-, se constata el parecido.
La fortificación danesa es más grande y, aparte de tener uso social -como parque público y lugar de paseo- y cultural -destaca un concierto anual del Ballet Real de Dinamarca-, todavía tiene funciones militares.
Lo más sorprendente es ver que las laderas de sus murallas están cubierta de un cuidado cesped, en el que hay algunos cañones históricos, junto a bancos para los paseantes y, periódicamente, una patrulla militar que cuida el recinto, llamando la atención, muy educadamente, a quien se excede o se sale del camino establecido.
En la última foto, la entrada principal al Kastellet.
lunes, 28 de agosto de 2017
Pascual Cervera no participó en la Gloriosa
Curioso lapsus en la ilustración sobre la Revolución Gloriosa (18 de septiembre de 1868), en Diario de Cádiz, cuando al recoger la noticia publicada el 20 de septiembre de dicho mes y año, cita a Prim y Topete, pero en la imagen aparece Pascual Cervera y Topete, quien, pese al parentesco que tenía con el almirante Juan Bautista Topete, no participó en el levantamiento iniciado en Cádiz, lo que se puede confirmar en los apuntes biográfico incluidos en la web dedicada al almirante Cervera.
En la imagen, la que reproduce Diario de Cádiz, que parece un recorte de la conocida publicada en 1893 por La Ilustración Española y Americana.
domingo, 27 de agosto de 2017
Churros españoles y el Nobel de Literatura
Como es conocido, el Premio Nobel de Literatura lo decide cada año la Academia Sueca, fundada en 1786 para cuidar y fomentar el uso del sueco.
Lo que es menos conocido es que los académicos suecos pueden desayunar, o merendar, churros españoles antes de la elección del premiado cada año. Los churros los pueden comprar en la misma puerta de la Academia, como se puede comprobar en las fotos siguientes.
Lo que es menos conocido es que los académicos suecos pueden desayunar, o merendar, churros españoles antes de la elección del premiado cada año. Los churros los pueden comprar en la misma puerta de la Academia, como se puede comprobar en las fotos siguientes.
sábado, 26 de agosto de 2017
viernes, 25 de agosto de 2017
jueves, 24 de agosto de 2017
¡Chitón!
La foto es de ABC
"Psssss, ¡chitón!, no critiques, que ya no gobierna Teófila, que ahora mandan los nuestros..."
Es lo que me faltaba por oír y por leer. Lo dicen y lo escriben y se quedan tan panchos: no critiques, no difundas los fallos, los errores o, lo que es peor, las faltas de soluciones a problemas concretos de la ciudad, pues si lo haces, si criticas, te lo dicen con meridiana desfachatez, le estás haciendo el juego a la derecha.
Por ejemplo, lo último que he escuchado: los que confirman que hay ratas en la playa de Santa María del Mar, favorecen a la derecha. Es decir, haberlas, haylas, pero no lo digas, que ensombreces la imagen del alcalde y ayudas al PP.
Quiero pensar que semejante aberración, que tratar de imponer silencio, no es una consigna municipal, pero observo que muchos que hace tres o cuatro años eran muy activos en las redes, criticando al ayuntamiento, ahora callan. Quizás, para no hacerle el juego a la derecha.
Estoy convencido de que Cádiz necesitaba un cambio, pero de ahí a tragar con todo, a callar y mirar para otro lado, hay un abismo en el que no pienso caer.
miércoles, 23 de agosto de 2017
Un modelo de museo
Hay quien ha escrito que el Museo del Vasa, en Estocolmo, es el mejor museo del mundo. No sé si es así, pero tras visitar un buen número de museos, creo que, al menos, está entre los mejores.
Un buen museo se logra cuando hay una idea clara de qué se quiere contar, eso es más importante, o tan importante, como lo que se quiere exponer. De ahí la insistencia en que debe haber un desarrollo museográfico y museológico previo a la construcción y apertura de un museo.
He conocido muchos museos muy bien concebidos y diseñados. Por ejemplo, en Portland está The Oregon Historical Society, fundado en 1898, pero renovado constantemente en su programa museográfico y como centro de investigación. En Honolulú me pareció muy buen museo el Bernice P. Bishop Museum, dedicado a la historia natural y cultural de Hawai. En Quito, en el Museo Alberto Mena Caamaño, hay un espacio dedicado a la interpretación histórica de la ciudad y la nación ecuatoriana, con un discurso museográfico muy bueno. Pero no hace falta ir tan lejos, en Barcelona está el Museo de Historia de la Ciudad, con un gran desarrollo discursivo, que, además, enlaza con otros museos y espacios convirtiéndose en un ejemplar centro de interpretación de la ciudad. O en Madrid, el Museo Romántico es también un buen modelo de didáctico discurso museográfico.
Y sin duda destaca el Vasa, un museo construido y realizado en función de lo que se quería contar.
En el año 1628, el 10 de agosto, zarpó por primera vez el Vasa, un buque construido por orden de Gustavo Adolfo II, y tras avanzar apenas unas centenas de metros en el mar, el buque se hundió. En 1961, tras varios años de búsqueda, se consiguió reflotar el Vasa. Expuesto primero al aire libre, con evidente peligro de deterioro, en 1981 el gobierno sueco decidió construir un museo con las condiciones óptimas para conservar el buque.
Sin dudas la exposición del buque condiciona la arquitectura del museo, pero a su alrededor se ha logrado un discurso que explica la historia del buque, de la ciudad y de su gente, además de explicar las características de la navegación en el siglo XVII y la vida en el mar.
Sin dudarlo, uno de los mejores museos del mundo.
martes, 22 de agosto de 2017
Enanismo mental
Como la altura física es mayor, el enanismo mental busca recursos para intentar manchar la democracia:
La foto es de anoche.
La foto es de anoche.
domingo, 20 de agosto de 2017
Mil sitios tan bonitos como Cádiz
Es el título de uno de mis favoritos, Mil sitios tan bonitos como Cádiz, el blog de Manolo Muñoz Fossati, dedicado a describir viajes y paisajes. Me gusta el contenido, y me encanta el título. A todos aquellos que piensan que Cádiz es el lugar más bonito del mundo, lo mejó de lo mejón, Fossati les muestra lugares, no mejores, pero "tan bonitos como Cádiz".
Viajar ilustra, enseña y sirve para curar chovinismos. Por ejemplo, como ocurre en Cádiz con las caballas, en Copenhague buzos sacan mejillones criados en el mar y los venden recién recogidos a los paseantes.
Y en Estocolmo también hay cantos rodados y cañones en el casco histórico.
Viajar ilustra, enseña y sirve para curar chovinismos. Por ejemplo, como ocurre en Cádiz con las caballas, en Copenhague buzos sacan mejillones criados en el mar y los venden recién recogidos a los paseantes.
El museo de Carnaval ¿tiene alma?
Leo en Diario de Cádiz que el museo de Carnaval ya tiene cara, lo que equivaldría a decir que tiene fachada, que tiene un inmueble, pero lo que hay que preguntar es si el museo tiene alma, y, respetando la labor del periodista que transmite la información, de lo que se lee en el periódico y de lo que se va conociendo por otras fuentes, parece que no, que no tiene alma, que no tiene contenido, que de lo que se está hablando es de la adaptación técnica de un edificio que, con lo que se conoce, podría servir igual para un museo de Carnaval, que para un museo de peluquería o una academia de habaneras.
El proyecto descrito por el gobierno municipal, del que informa el periódico, habla de la readaptación de los espacios del palacio Recaño para cualquier uso, por eso comienza diciendo que tendrá entrada (menos mal), conserjería, cafetería, sala de digitalización, un pequeño teatro..., en la planta baja. Y, de abajo arriba, salas de exposiciones temporales, de reuniones de colectivos -¿para decidir la fecha fija del Carnaval?, ¿para votar la composición del jurado?-, más salas de exposiciones permanentes -con disfraces y tipos, como en el "museo del Torreón de las Puertas de Tierra"-, talleres de restauración, hemeroteca, fonoteca, videoteca, talleres de costura, además de taller de restauración de vestuario y almacén para ídem... Por último, oficinas de administración, sala de investigadores y, en la azotea, el típico "lavaero".
Lo descrito es, reitero, un proyecto de adaptación de un edificio, la cara del museo, pero ¿dónde está el alma?, qué proyectos, museológico y museográfico, hay detrás. Primero habría que explicar cuál es el discurso o programa museográfico, qué contenido tendrá el museo, qué se pretende explicar y mostrar, cuáles son los contenidos teóricos, las técnicas de exposición y los vínculos entre los espacios; después, la gestión de la colección o las colecciones, las medidas de conservación y exhibición necesarias, etc. Y conociendo eso, buscar el espacio expositivo.
Pero no, se deduce que el ayuntamiento ha empezado el museo al revés, da la impresión de que se empieza la casa por el tejado: rehabilitamos un edificio y después metemos lo que quepa y, ¡halehop!, ya tenemos museo, en el que, eso sí, como gran innovación museológica, habrá una "sala de firmas", que no se sabe para qué sirve, pero queda bien. .
Hay espacios en Cádiz más fáciles de acondicionar para el museo del Carnaval que el palacio Recaño, cuya elección parece que se justifica -y esto da idea del nivel científico del proyecto- diciendo que está a 70 metros de donde nació El Tío de la Tiza, a 400 del Teatro Falla y a otros 400 de El Corralón (y a 451 de Casa Manteca, añado yo).
PD. Aprovecho para recordar que "Los Mojosos" de Costus siguen sin volver a casa.
jueves, 10 de agosto de 2017
1717-2007: la obra de Antonio García-Baquero
No, no se trata de un error, no me he confundido en la segunda fecha, en todo caso trato de corregir lo que me parece un olvido injusto.
En el año 2007, a principios de mayo, murió Antonio García-Baquero González, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Sevilla, uno de los mejores modernistas que ha dado la historiografía española de cualquier época, que fue profesor mío cuando yo empezaba a estudiar Historia y, después, amigo.
Antonio García Baquero dedicó su trabajo de investigación, primordialmente, a la Carrera de Indias, a la fiscalidad y al comercio ultramarino en el siglo XVIII, centrando su trabajo en el papel de Cádiz en dicho intercambio mercantil. Desde su primera investigación, su tesina, dedicada a la decadencia económica de Cádiz tras la emancipación americana -publicada con el antetítulo Comercio colonial y guerras revolucionarias-, hasta su obra cumbre, esencial en todos los sentidos, Cádiz y el Atlántico (1717-1778). El comercio colonial español bajo el monopolio gaditano.
Después vendrían, además de Libro y cultura burguesa en Cádiz: la biblioteca de Sebastián Martínez (1988), nuevos trabajos sobre el comercio indiano, como La Carrera de Indias: suma de contratación y océano de negocios (1992), o El comercio colonial en la época del absolutismo ilustrado (2003), entre otras muchos trabajos.
Sin Cádiz y el Atlántico, donde García Baquero analiza todo el período del monopolio gaditano, conoceríamos mucho menos sobre lo que se quiere conmemorar con el Tricentenario. Editado por primera vez en 1976, Cádiz y el Atlántico, que fue reeditado en 1988 por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz, sigue siendo una lectura imprescindible para conocer el período que se inició en 1717.
Por eso me parece de justicia, en este año del Tricentenario, recordar a Antonio García-Baquero y su excelente trabajo sobre el comercio ultramarino en el siglo XVIII y sobre la labor de la Casa de Contratación en Cádiz entre 1717 y 1778.
En el año 2007, a principios de mayo, murió Antonio García-Baquero González, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Sevilla, uno de los mejores modernistas que ha dado la historiografía española de cualquier época, que fue profesor mío cuando yo empezaba a estudiar Historia y, después, amigo.
Antonio García Baquero dedicó su trabajo de investigación, primordialmente, a la Carrera de Indias, a la fiscalidad y al comercio ultramarino en el siglo XVIII, centrando su trabajo en el papel de Cádiz en dicho intercambio mercantil. Desde su primera investigación, su tesina, dedicada a la decadencia económica de Cádiz tras la emancipación americana -publicada con el antetítulo Comercio colonial y guerras revolucionarias-, hasta su obra cumbre, esencial en todos los sentidos, Cádiz y el Atlántico (1717-1778). El comercio colonial español bajo el monopolio gaditano.
Después vendrían, además de Libro y cultura burguesa en Cádiz: la biblioteca de Sebastián Martínez (1988), nuevos trabajos sobre el comercio indiano, como La Carrera de Indias: suma de contratación y océano de negocios (1992), o El comercio colonial en la época del absolutismo ilustrado (2003), entre otras muchos trabajos.
Sin Cádiz y el Atlántico, donde García Baquero analiza todo el período del monopolio gaditano, conoceríamos mucho menos sobre lo que se quiere conmemorar con el Tricentenario. Editado por primera vez en 1976, Cádiz y el Atlántico, que fue reeditado en 1988 por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz, sigue siendo una lectura imprescindible para conocer el período que se inició en 1717.
Por eso me parece de justicia, en este año del Tricentenario, recordar a Antonio García-Baquero y su excelente trabajo sobre el comercio ultramarino en el siglo XVIII y sobre la labor de la Casa de Contratación en Cádiz entre 1717 y 1778.
miércoles, 9 de agosto de 2017
Santa Inés 2 y San Miguel 7
En el concurso 242, que quedó desierto, Francisco Gómez dio una respuesta que no era acertada, pero hay que reconocer que los exornos se parecen.
Este es San Miguel 7, dpldo, en la fachada de Gaspar del Pino:
Y este el de Santa Inés 2:
Se parecen mucho, pero no son iguales, en el segundo la palma tiene 9 hojas, frente a 7 del primero, y hay más detalle en el enlace entre el círculo solar y la palma.
Este es San Miguel 7, dpldo, en la fachada de Gaspar del Pino:
Y este el de Santa Inés 2:
Se parecen mucho, pero no son iguales, en el segundo la palma tiene 9 hojas, frente a 7 del primero, y hay más detalle en el enlace entre el círculo solar y la palma.
Romaní, el alcalde y los autónomos
Foto: Diario de Cádiz
Ignacio Romaní, cumpliendo su función de incordiar al gobierno municipal, retuerce una información sobre el descenso del número de autónomos en Cádiz, lo califica de desastre y culpa al alcalde, José María González Santos, y recuerda la feliz época del teofilato. Lo malo de la argumentación de Romaní es el final, cuando dice que el actual gobierno del PP da "un apoyo claro al autónomo".
Como se sabe que Ignacio Romaní prepara sus intervenciones, no cabe duda de que conoce que, en el año 2017, el gobierno presidido por Mariano Rajoy incluyó en los Presupuestos Generales del Estado una nueva subida de la cuota de los autónomos, unos 8 euros más cada mes, pero a Romaní se le olvidó decirlo, se le pasó especificar cómo apoya el PP a los trabajadores autónomos: aumentando la presión fiscal.
Claro que también se le olvidó a Romaní decir que los autónomos españoles son, comparativamente, los que más pagaban de Europa en 2016, como se puede comprobar aquí y aquí, por eso, para ayudarles, el gobierno de Rajoy les sube las cuotas.
lunes, 7 de agosto de 2017
Corregido
Escribí no hace mucho, tras leer un panel de los que difunden el Tricentenario en la calle Beato Diego, que hablar de veraneo en el siglo XVIII me parecía exagerado e inadecuado, y trataba de explicar por qué me lo parecía; quien quiera recordarlo, puede verlo aquí.
No sé si por lo que escribí, o por cualquier otra razón, lo cierto es que alguien lo ha corregido, o para ser más exacto, han borrado la frase "ya se veraneaba en Cádiz".
No sé si por lo que escribí, o por cualquier otra razón, lo cierto es que alguien lo ha corregido, o para ser más exacto, han borrado la frase "ya se veraneaba en Cádiz".
sábado, 5 de agosto de 2017
Yo expongo
Con esa corta frase encabezaba Yolanda Vallejo un artículo que, algunos, han considerado excesivo, por personalizarlo, por atribuirse un protagonismo en el texto que, seguramente, la autora no pretendía darle, ya que Vallejo hacía una reflexión lúcida sobre algo que parece evidente: cuando no se puede, no se debe.
Es duro, pero también es cierto que trabajar con pocos medios y con prisas, puede provocar resultados, en parte o totalmente, frustrantes. Y eso es lo que ha podido pasar con las exposiciones del Tricentenario de las que Yolanda Vallejo habla en su artículo.
No me habían hablado bien de la que se puede ver en los claustros de Diputación, pero creo que no está tan mal. Considero que el principal problema es que le sobra espacio y faltan objetos, como evidencia el exceso de piezas de La Caridad que contrasta con la escasez de otras de diferente temática y, sobre todo, la parte final es excesiva. Faltan piezas y contenido, y el espacio expositivo se rellena con cajas y con reproducciones de imágenes muy conocidas, dispuestas como un mosaico, para cubrir un pasillo que, imagino, se hizo largo a los responsables de la exposición. Pero el comienzo y las primeras partes, con una escenografía bien realizada y piezas acordes a lo que se pretendía contar, insisto, no está mal.
La de Unicaja es distinta, aquí me imagino a los responsables acongojados, intentando cubrir tres salas, para las que contaban con escaso contenido y muy poco argumento. Eso explica que, para cubrir las paredes, se haya recurrido a fotografías, sin duda de calidad, pero ya conocidas, a recortar figuras igualmente conocidas, que encajan, unas y otras, en una cronología variable: igual sirven para fines del siglo XVIII, que comienzos del XIX. Sin embargo, sorprende la falta de rigor historiográfico cuando se exponen objetos fuera del contexto histórico de la exposición, piezas del siglo XIX.
Es posible que muchos visitantes desconozcan que Fortuny pintó "La vicaría" en 1870, por lo que el abanico que reproduce la escena quizás pase desapercibido, pero los billetes del Banco de Cádiz, de 1846 y 1847, la prensa y el telescopio del siglo XIX, la factura de 1851, o el juego de café de 1860, entre otras piezas, no deberían estar en una exposición dedicada al siglo XVIII.
Creo que a eso se refería Yolanda Vallejo con su "Yo expongo": si no se puede, no solo no se debe, es que no hay que hacerlo.
Es duro, pero también es cierto que trabajar con pocos medios y con prisas, puede provocar resultados, en parte o totalmente, frustrantes. Y eso es lo que ha podido pasar con las exposiciones del Tricentenario de las que Yolanda Vallejo habla en su artículo.
No me habían hablado bien de la que se puede ver en los claustros de Diputación, pero creo que no está tan mal. Considero que el principal problema es que le sobra espacio y faltan objetos, como evidencia el exceso de piezas de La Caridad que contrasta con la escasez de otras de diferente temática y, sobre todo, la parte final es excesiva. Faltan piezas y contenido, y el espacio expositivo se rellena con cajas y con reproducciones de imágenes muy conocidas, dispuestas como un mosaico, para cubrir un pasillo que, imagino, se hizo largo a los responsables de la exposición. Pero el comienzo y las primeras partes, con una escenografía bien realizada y piezas acordes a lo que se pretendía contar, insisto, no está mal.
La de Unicaja es distinta, aquí me imagino a los responsables acongojados, intentando cubrir tres salas, para las que contaban con escaso contenido y muy poco argumento. Eso explica que, para cubrir las paredes, se haya recurrido a fotografías, sin duda de calidad, pero ya conocidas, a recortar figuras igualmente conocidas, que encajan, unas y otras, en una cronología variable: igual sirven para fines del siglo XVIII, que comienzos del XIX. Sin embargo, sorprende la falta de rigor historiográfico cuando se exponen objetos fuera del contexto histórico de la exposición, piezas del siglo XIX.
Es posible que muchos visitantes desconozcan que Fortuny pintó "La vicaría" en 1870, por lo que el abanico que reproduce la escena quizás pase desapercibido, pero los billetes del Banco de Cádiz, de 1846 y 1847, la prensa y el telescopio del siglo XIX, la factura de 1851, o el juego de café de 1860, entre otras piezas, no deberían estar en una exposición dedicada al siglo XVIII.
Creo que a eso se refería Yolanda Vallejo con su "Yo expongo": si no se puede, no solo no se debe, es que no hay que hacerlo.
viernes, 4 de agosto de 2017
jueves, 3 de agosto de 2017
Cigüeñas
En la bodega La Gitana, de la empresa Hidalgo, en Sanlúcar de Barrameda, han conservado una antigua torre de conducción eléctrica, sin uso hace años, para preservar un nido de cigüeñas.
miércoles, 2 de agosto de 2017
Aprender a nadar en Cádiz en 1778
El 30 de agosto de 1767 un individuo se tiró al agua vestido
en el puerto de Cádiz, donde estuvo una hora y diecinueve minutos flotando y
nadando. Con la ayuda de una tina, que debió lanzar al agua antes y en la que llevaba diversos objetos, demostró qué
se podía realizar en el agua si se conocía la técnica que pretendía demostrar,
así, cogió papel y pluma para escribir, leyó unos papeles, comió y bebió, se fumó
un cigarro, aparentó dormir la siesta, cargó una pistola y disparó, además de tocar
la flauta y arrastrar con una cuerda un bote repleto de gente (Gazeta de
Madrid, 15 de septiembre de 1767. La noticia, fechada en Cádiz el 1 de
septiembre de 1767).
El personaje que realizó esta demostración de habilidad
para mantenerse en el mar, se llamaba Carlos Galup, que pretendía demostrar lo
fácil que era nadar y mantenerse en el agua, siempre que se siguiera lo que
denominó el “método galupiano”. La demostración, que atrajo a muchos curiosos al cantil del muelle, no pasó desapercibida, como
constata la publicación de su hazaña en la Gazeta de Madrid.
Poco sabemos del personaje, apenas que Carlos Galup era
natural de la Villa de Calella, Principado de Cataluña, donde debió nacer hacia
1716. También, que fue, en 1747, Ayudante Mayor del Cuerpo de Voluntarios de la
República de Génova en la guerra del mencionado año, tal y como indica en el
opúsculo que publicó. Y que en 1756, residiendo en Cádiz, cuando el comerciante
“matriculado” Francisco Galup solicitó permiso para ir “a Indias” indicó que
llevaría como amanuense (también dice el documento, como criado), a Carlos
Galup. Es en ese documento donde se dice que Carlos Galup era soltero de complexión
fuerte, blanco y de 40 años (A.G.I., Contratación, 5.500, Nº 1, R. 16,
solicitud de 21 de diciembre de 1756).
Poco más conocemos, aunque se puede intuir que Galup
perseveró en sus demostraciones, como demuestra el opúsculo cuya portada
encabeza esta entrada del blog.
Efectivamente, Carlos Galup publicó “una carta” escrita
a un amigo, en la que exponía la utilidad y las ventajas de aprender a nadar
según el “método galupiano”, aprendizaje válido para personas de ambos sexos,
para lo que intentó publicar un manual que, al parecer nunca vio la luz, ya que
murió el editor y la publicación se suspendió. No obstante, en la “carta”,
Galup proponía a la corona la creación de una Academia de natación en Madrid,
para lo que mostró su disposición de trasladarse a la Corte.
No parece que su propuesta al rey tuviese eco, sin
embargo, el 10 de septiembre de 1778 logró que el ayuntamiento de Cádiz, tras
conceder permiso el gobernador, le diera licencia para abrir una Academia de
Natación en Cádiz (A.H.M.C., A. Cap. 10/9/1778). De este proyecto, y del
permiso concedido por el ayuntamiento gaditano, se hizo eco el Mercurio
Histórico y Político, que recogía una noticia fechada en Cádiz el 26 de enero
de 1779 en la que se resumía la demostración de Galup en el puerto gaditano el
30 de agosto de 1767, citaba la “carta” de 1776, y recomendaba la iniciativa de
Carlos Galup por considerarla beneficiosa y acorde con los tiempos modernos que
corrían (Mercurio Histórico y Político, febrero de 1779).
No sabemos si
la academia llegó a abrir sus puertas en Cádiz, pero parece ser que no, puesto
que, según Xabier Torredabella-Flix –citando a J. Ortiz (1842)-, ese mismo año
de 1779 Galup debió marcharse a Barcelona, donde, al parecer en esta ocasión sí, estableció “una escuela pública de nadar en seco”. Cuenta también Torredabella-Flix
que las ideas de Galup tuvieron eco en prensa extranjera, como el Journal de
Litterature, des Sciences et des Arts y The Sporting magazine (Xabier
Torredabella-Flix: "Antecedentes históricos del arte de nadar en España (siglo XVI-1807)", Ágora, 17, agosto 2015,
pp. 182 a 201).
martes, 1 de agosto de 2017
Cada trescientos años
No tiene que ver con el Tricentenario gaditano de la Casa de Contratación, pero, al parecer, solo ocurre cada trescientos años:
No sé de dónde ha salido, lo he recibido por whatsapp, pero me parece ingenioso.
No sé de dónde ha salido, lo he recibido por whatsapp, pero me parece ingenioso.
El Tricentenario en inglés
La cartelería que, colocada en escaparates de establecimientos vacíos, explica el Tricentenario, es bilingüe, tiene los textos escritos en español -con letras negras- y traducidos al inglés -con letras rojas.
Es una buena idea, aunque a veces las traducciones son excesivamente literales.
En la calle Novena.
Es una buena idea, aunque a veces las traducciones son excesivamente literales.
En la calle Novena.