El 30 de agosto de 1767 un individuo se tiró al agua vestido
en el puerto de Cádiz, donde estuvo una hora y diecinueve minutos flotando y
nadando. Con la ayuda de una tina, que debió lanzar al agua antes y en la que llevaba diversos objetos, demostró qué
se podía realizar en el agua si se conocía la técnica que pretendía demostrar,
así, cogió papel y pluma para escribir, leyó unos papeles, comió y bebió, se fumó
un cigarro, aparentó dormir la siesta, cargó una pistola y disparó, además de tocar
la flauta y arrastrar con una cuerda un bote repleto de gente (Gazeta de
Madrid, 15 de septiembre de 1767. La noticia, fechada en Cádiz el 1 de
septiembre de 1767).
El personaje que realizó esta demostración de habilidad
para mantenerse en el mar, se llamaba Carlos Galup, que pretendía demostrar lo
fácil que era nadar y mantenerse en el agua, siempre que se siguiera lo que
denominó el “método galupiano”. La demostración, que atrajo a muchos curiosos al cantil del muelle, no pasó desapercibida, como
constata la publicación de su hazaña en la Gazeta de Madrid.
Poco sabemos del personaje, apenas que Carlos Galup era
natural de la Villa de Calella, Principado de Cataluña, donde debió nacer hacia
1716. También, que fue, en 1747, Ayudante Mayor del Cuerpo de Voluntarios de la
República de Génova en la guerra del mencionado año, tal y como indica en el
opúsculo que publicó. Y que en 1756, residiendo en Cádiz, cuando el comerciante
“matriculado” Francisco Galup solicitó permiso para ir “a Indias” indicó que
llevaría como amanuense (también dice el documento, como criado), a Carlos
Galup. Es en ese documento donde se dice que Carlos Galup era soltero de complexión
fuerte, blanco y de 40 años (A.G.I., Contratación, 5.500, Nº 1, R. 16,
solicitud de 21 de diciembre de 1756).
Poco más conocemos, aunque se puede intuir que Galup
perseveró en sus demostraciones, como demuestra el opúsculo cuya portada
encabeza esta entrada del blog.
Efectivamente, Carlos Galup publicó “una carta” escrita
a un amigo, en la que exponía la utilidad y las ventajas de aprender a nadar
según el “método galupiano”, aprendizaje válido para personas de ambos sexos,
para lo que intentó publicar un manual que, al parecer nunca vio la luz, ya que
murió el editor y la publicación se suspendió. No obstante, en la “carta”,
Galup proponía a la corona la creación de una Academia de natación en Madrid,
para lo que mostró su disposición de trasladarse a la Corte.
No parece que su propuesta al rey tuviese eco, sin
embargo, el 10 de septiembre de 1778 logró que el ayuntamiento de Cádiz, tras
conceder permiso el gobernador, le diera licencia para abrir una Academia de
Natación en Cádiz (A.H.M.C., A. Cap. 10/9/1778). De este proyecto, y del
permiso concedido por el ayuntamiento gaditano, se hizo eco el Mercurio
Histórico y Político, que recogía una noticia fechada en Cádiz el 26 de enero
de 1779 en la que se resumía la demostración de Galup en el puerto gaditano el
30 de agosto de 1767, citaba la “carta” de 1776, y recomendaba la iniciativa de
Carlos Galup por considerarla beneficiosa y acorde con los tiempos modernos que
corrían (Mercurio Histórico y Político, febrero de 1779).
No sabemos si
la academia llegó a abrir sus puertas en Cádiz, pero parece ser que no, puesto
que, según Xabier Torredabella-Flix –citando a J. Ortiz (1842)-, ese mismo año
de 1779 Galup debió marcharse a Barcelona, donde, al parecer en esta ocasión sí, estableció “una escuela pública de nadar en seco”. Cuenta también Torredabella-Flix
que las ideas de Galup tuvieron eco en prensa extranjera, como el Journal de
Litterature, des Sciences et des Arts y The Sporting magazine (Xabier
Torredabella-Flix: "Antecedentes históricos del arte de nadar en España (siglo XVI-1807)", Ágora, 17, agosto 2015,
pp. 182 a 201).
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