Insiste el presidente de Horeca en su oposición a que el ayuntamiento establezca una tasa turística. Por supuesto que los hoteleros están en su derecho de opinar y oponerse. Lo curioso son los argumentos utilizados, con alguno que roza la grosería. (Aviso, no uso el término grosería en la primera acepción del Diccionario de la RAE, la uso en la segunda, incluso en la tercera).
La imagen procede de la página eitb.eus
Comenzando por el final, no es de recibo opinar sobre un asunto, y quejarse de que otros opinen, como hace el presidente de Horeca cuestionando la opinión de los comerciantes, poniendo un ejemplo grosero (en la segunda acepción del DRAE).
Pero es llamativo que se arrogue la posesión de la verdad, afirmando que lo que se hace en cientos de ciudades del mundo entero "es un error". Al parecer, todos están equivocados, salvo los miembros de Horeca de los que es portavoz su presidente.
Y, para colmo, recurre al argumento habitual de los empresarios en tiempos difíciles, "que pague el estado". El presidente de Horeca defiende que sea "el Gobierno de España" -le ha faltado decir "Sánchez"-, quien establezca "un fondo de compensación" por el turismo. O lo que es lo mismo, que pague el españolito de a pié, con sus impuestos, el mantenimiento de los servicios turísticos, aunque no se beneficie de ellos. Que, por ejemplo, parte de los impuestos pagados por un vecino de Portaje, sirvan para mantener los servicios turísticos de Cádiz.
La tasa turística es necesaria, sirve para compensar a una ciudad como Cádiz el gasto de mantenimiento de servicios urbanos que, aunque lo niegue el presidente de Horeca, se desgastan más con la invasión turística que se produce semanalmente.
Y apoyar la imposición de la tasa turística municipal, no es estar en contra del turismo, en todo caso es estar a favor de una justicia distributiva. Por eso cro que el ayuntamiento no debe retrasar más su imposición.