Por ejemplo, en noviembre de 1956, Ramón Menéndez Pidal, Gregorio Marañón, Azorín, Luis Rosales, Camilo José Cela, José María Pemán y otros escritores e intelectuales entre los que aparecen José Luis López Aranguren, Enrique Tierno Galván o José Luis Sampedro..., abogaron, con éxito, por la libertad de cinco estudiantes universitarios detenidos.
La gestión fue conocida fuera de España y, en 1957, en el Boletín de Información de la Unión de Intelectuales Españoles en México -intelectuales exiliados-, en el número de febrero-mayo, se publicaron las cartas que reproduzco:
En la lista, aparecen nombres como Cela, Aranguren, Juan Antonio Bardem, Luis G. Berlanga, José Bergamín, Antonio Buero Vallejo, Julio Caro Baroja, Fernando Quiñones, Julio Diamante, Mercedes Fórmica, Agustín García Calvo, los hermanos Goytisolo, Alfonso Sastre..., y un largo etcétera que reproduzco en las imágenes.
Sería interesante saber qué escribió Pemán años después, aunque fuesen muchos, sobre el llamamiento a la guerra civil que, ante el fracaso del golpe del 18 de Julio, hizo en agosto de 1936 (era necesaria y conveniente, según él) y también sobre la depuración del profesorado y el asesinato de tantos maestros republicanos (este genérico incluye a maestras asesinadas). No estaría de más comprobar si, como escribió Fernando Santiago Muñoz en El País en 2006, Pemán "no tuvo la valentía de reconocer sus errores y alejarse del Régimen como hicieron Dionisio Ridruejo, Laín Entralgo o Torrente Ballester".
ResponderEliminarAños más tarde Pemán dijo que le presionaron para presidir la Comisión encargada de la depuración, señalando a Mola. Podemos cuestionar que fuera así. En cualquier caso la Comisión se creó en octubre de 1936 y desapareció en enero de 1938. No es cierto, por tanto, que Pemán fuera un represor de docentes en la posguerra.
ResponderEliminarY sobre su participación en la depuración, el historiador británico Julius Ruiz, en La justicia de Franco, dice que Pemán fue nombrado presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza encargada de la elaboración del Decreto 66, pero que se centró en las labores de propaganda para el bando rebelde durante la guerra, por lo que quién de hecho controló la Comisión fue Enrique Suñer Ordóñez, vicepresidente, añadiendo Julius Ruiz que Suñer fue el principal responsable del decreto y del proceso de depuración de los profesores.