No solo el edificio de la Aduana es un problema para la remodelación de la plaza de Sevilla, también el aparcamiento de superficie junto a la Cuesta de las Calesas, cuya gestión tiene cedida ADIF a una empresa concesionaria.
Según los planes municipales, en esa zona se abrirá un nuevo parque, o jardín, junto a la muralla. Por una cuestión u otra, la liberación de ese espacio se retrasa, pese a anuncios de negociaciones, como el que se produjo en octubre del pasado año, de manera que el espacio que en su día el ayuntamiento cedió a RENFE para la construcción de una nueva estación -inaugurada en 1966-, sigue siendo un espacio público convertido en negocio privado que, además, confiere un aspecto tercermundista al incómodo acceso a la estación de ferrocarril.
Lo peor de todo es que, al otro lado, junto a la antigua carretera industrial, ADIF tiene una parcela, similar a la que ocupa el aparcamiento, sin uso.
Para colmo, la privatización de esos espacios obliga a los usuarios de la nueva estación de autobuses a dar un gran rodeo, caminando por una acera deteriorada, en la que nada les protege de las inclemencias del tiempo.
Una vez más, lamentablemente, el negocio se impone a las necesidades ciudadanas.
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