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sábado, 22 de noviembre de 2014

Plan C-Cádiz: patrimonio histórico y ciudad viva (III)


Si en la anterior entrada señalaba carencias en el estado del patrimonio gaditano, y de su conocimiento, conviene aclarar el posicionamiento del que partimos para hacer la crítica.

Desde hace décadas, casi desde la consolidación de la transición de la dictadura franquista a la democracia, la sociedad española, con libertad para decidir, sin cortapisas impuestas por controles políticos y morales caducos, ha cambiado su forma de disfrutar del tiempo libre, sus hábitos de ocio y disfrute de la cultura y, como consecuencia de ello, se han desarrollado nuevos modelos de difusión de la cultura y el patrimonio, de su interpretación, que facilitan su conocimiento y la aprehensión de su valor social.

Pero de lo que se trata es de hacerlo bien, de interpretar y difundir el patrimonio cultural y natural correctamente, sin errores y sin exageraciones que falseen la realidad histórica. Interpretar para facilitar el conocimiento, dinamizar y difundir para reforzar la valoración social del patrimonio común como algo propio, de cada uno y de todos al mismo tiempo.


Por eso, partiendo de la realidad patrimonial, del patrimonio existente, hay que interpretar para propiciar la comprensión y sensibilizar, para darle valor y uso social. Cualquier monumento, cualquier paisaje natural, cualquier testimonio histórico, debe ser vivido, sentido, por el ciudadano, y para ello hay que mostrarlo de forma amena y, sin pérdida de rigor, ponerlo al alcance de todos. Hay que lograr que el patrimonio se entienda como una experiencia personal, propia, nunca ajena, se trata en definitiva, de revelar el sentido de la realidad histórico-artística y del medio natural, de provocar sensaciones, emociones y facilitar lecturas personales, que no se alejen de la realidad. Y para eso hay que insistir en la necesidad de la investigación rigurosa del patrimonio, huyendo del error y de la frivolidad, de intentar aparentar lo que nunca fue y nunca seremos. El conocimiento real del patrimonio material e inmaterial de Cádiz, de su valor intangible, es lo que en mayor medida puede ayudar a entender y valorar la ciudad, a asumir como propio su estado de ánimo, el alma de la ciudad.

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