Siempre me ha parecido un privilegio impresentable que los senadores y diputados nacionales estén por encima de la justicia ordinaria, que eso, y no otra cosa, significa estar aforado.
(Antes de seguir, convendría recordar que en España hay muchos, muchísimos, aforados, no solo los políticos: también los miembros de las fuerzas armadas están aforados, tienen un rágimen jurídico distinto al de los demás ciudadanos; como ocurre con los miembros de la iglesia católica, con su régimen jurídico particular; y con los miembros de Poder Judicial. También la mayoría de los diputados autonómicos, salvo los de Canarias, Murcia, Aragón Baleares y Cantabria, comunidades que los suprimieron).
Pero volviendo a los senadores y diputados, es impresentable que los representantes de la soberanía popular, una vez elegidos, se revistan de una capa impermeable frente al regimen jurídico de sus votantes, a los que dicen representar.
Por eso me parece muy importante la propuesta de Sumar: una demostración de lucha contra la corrupción sería legislar el fin de los aforamientos a los políticos.
Me gustaría ver ese proyecto de ley en el Parlamento español, y ver qué votan sus "señorías": apuesto a que habría un amplio número de electos que votarían en contra, para seguir aforados.
PD. De todo el caso Cerdán, lo que más me ha sorprendido es que haya renunciado al aforamiento. ¿Tan seguro se siente? ¿Arrepentimiento? ¿Tendrá un as en la manga?
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