Se presentó el sábado pasado en Vejer el tercer tomo de Historias de Vejer, el último libro de Antonio Morillo Crespo. Y fue un placer presentarlo junto a su autor, Miguel Ángel Aguilar y Antonio Muñoz.
Como en los tomos anteriores, Antonio Morillo da a conocer episodios variados de la historia vejeriega, siempre de forma amena y muy rigurosa, no en balde ha rastreado documentación del archivo local, los provinciales y la Chancillería de Granada.
Tras un primer capítulo dedicado a las cuevas y las murallas, al que sigue el sugerente epígrafe titulado “Vejer en la frontera”, que ya de por sí da pistas sobre su contenido, la nueva entrega de Antonio Morillo se centra en la Modernidad.Hay temas entresacados de las actas municipales de fines del siglo XV, varias páginas dedicadas genéricamente al siglo XVII, capítulos que retoman la presencia del duque de Medina Sidonia en la vida de Vejer y los vejeriegos, una presencia que dio lugar a conflictos y pleitos, quizás no tan importantes como el de Juan Relinque, pero siempre espinosos. Aunque no era el duque el único personaje que provocó conflictos, hubo otros varios, la mayor parte de ellos por soberbia y ejercicio desmesurado de poder de quien se creía superior a sus convecinos. Aparecen en este sentido personajes como Andrés Cabeza de Vaca, el tullido “alcalde de capa y espada” con quien se enfrentó Pedro de Baro. Está el caso de Antonio de los Cameros y Mendoza que ejercitándose en el tiro mató, por accidente, a un niño de 12 años. Y otro Cameros de Mendoza, en este caso don Diego, abusó de su posición y poder cuando, con la excusa de empréstito mal pagado por el boticario Simón Rodríguez de Bustamante, trató de arrebatarle tierras de su propiedad. También está el caso de José de Villavicienso que en una pendencia hirió a Manuel de Lara; igualmente conocemos un enfrentamiento físico, una quimera según la documentación de la época, ocurrido en la plazeta de la Encrucijada que tuvo resultados mortales. Con menos luctuosos, pero peliagudos y, a veces, prolongados en el tiempo, conocemos toda una serie de pleitos entre corregidores y alcaldes, pleitos de residencia, o los pleitos que tienen como protagonista a Bartolomé de Amaya y Mendoza.
Y junto a esos temas, tan apasionantes como conflictivos, Antonio Morillo nos ofrece algunos más amables, como el que titula “los hortelanos y el potro enamorado”, el que narra la relación de Juan de Amaya y el convento de las Concepcionistas, el dedicado a la dehesa de Paterna y San Ambrosio, o el muy interesante sobre el Palomar de la Breña. El libro termina con dos capítulos dedicados al siglo XX, uno que narra diversos aspectos de los años cuarenta –la postguerra- en Vejer; y otro dedicado a espectáculos públicos, como corridas de toros, fútbol, zarzuela, el flamenco, el cine, las veladas, la feria, actuaciones de artistas conocidos, como Antonio Machín o Juanito Valderrama…
Historias de Vejer, en su tercer tomo, como en los anteriores, es una lectura recomendable.
En la foto, al terminar el acto, con Miguel Ángel Aguilar y Antonio Morillo
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