Dedicado a Jesús M.
Entre 1917 y 1920 España vivió una importante etapa de conflictividad social. Aunque destaca la huelga general de 1917 y la huelga de La Canadiense, entre febrero y marzo de 1919 -que condujo a la implantación de la jornada laboral de ocho horas-, lo cierto es que entre 1918 y 1920, el llamado Trienio Bolchevique, la conflictividad y las huelgas fueron muy frecuentes. Según datos del Anuario Estadístico de España, si en 1917 hubo, en números redondos, unos 170 conflictos, destacando la huelga general del mes de agosto, en 1918 se superaron los 250, en 1919 hubo unos 400, en 1920 se superaron ampliamente los 4 centenares, descendiendo en 1921 a unos 230.
Buena parte de esa conflictividad derivó de una subida de precios desorbitada, a partir de 1918, en el contexto, no conviene olvidarlo, de una pandemia, la de la llamada "gripe española, que comenzó en 1918.
Las subidas de precios fueron generales provocando protestas, pero de manera destacada hubo muchas quejas por las subidas de las tarifas de los transportes, especialmente el tranvía, pero también los fuertes incrementos del ferrocarril. Por eso las compañías ferroviarias realizaron una curiosa campaña publicitaria para justificar las subidas. Entre sus argumentos, una comparativa de precios con naciones europeas, para mostrar que en España el ferrocarril era más barato, otra para demostrar que los costes de material habían subido mucho entre 1913 y 1919, unas estadísticas para indicar que en varias ocasiones no había habido reparto de dividendos entre los accionistas y, la más curiosa, un cuadro con los precios de los productos de primera necesidad, para demostrar que lo que menos influía en el precio de la carne, el pan, las patatas, los garbanzos, el arroz, el aceite y el vino, era el transporte por ferrocarril.
Las imágenes son de La Ilustración española y americana, del 30 de marzo de 1920.
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