Así denominó a Cádiz, en 1934, el poeta uruguayo Carlos María de Vallejo.
Vallejo llegó a Cádiz en julio e 1925, como nuevo cónsul de Uruguay, permaneciendo en la ciudad hasta 1933, salvo un paréntesis de seis meses en 1930. Asociado literariamente a la corriente Modernista, según José Antonio Hernádez Guerrero, se integró en la vida cultural de Cádiz, participando y organizando tertulias literarias junto con Eduardo de Ory, Augusto Conte, Servando Camúñez, Amantina Cobos..., dirigiendo la revista Renovación, además de colaborar con la Academia Hispanoamericana o el Ateneo, entre otras actividades.
En 1933 fue destinado como cónsul a Valencia, donde parece que estuvo hasta 1937. Mientras permaneció en su cargo fue ardiente defensor de la república española, por lo que fue criticado por algún compatriota.
Desde Valencia remitió, en 1934, el texto que reproducimos, "Isla de las sirenas", publicado en la Guía del Turismo en Cádiz.
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