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sábado, 22 de agosto de 2020

Cádiz: homenaje a Castelar en 1932-1933

Como es sabido, Emilio Castelar nació en Cádiz en 1832 y murió en San Pedro del Pinatar (Murcia) en 1899.

Ligado desde su juventud al liberalismo y al republicanismo, fue Presidente de la Primera República, hasta que fue destituido por el golpe de Pavía, que condujo a la presidencia al general Serrano, que, con el apoyo de conservadores y radicales, estableció una dictadura republicana, hasta que Martínez Campos restauró la monarquía en diciembre de 1874.

Durante la Restauración, Castelar formó el partido Demócrata Posibilista, en el que reunió a republicanos que pretendían democratizar el nuevo régimen sin enfrentarse directamente a la monarquía. En 1893 decidió retirarse de la política aconsejando a sus seguidores integrarse en el partido Liberal que presidía Sagasta.
En 1905, el alcalde de Cádiz y jefe del partido Conservador, Luis José Gómez Aramburu, propuso levantar un monumento a Castelar, en la plaza en la que nació, la plaza de Candelaria, que fue inaugurado a principios de 1906, no obstante en la placa consta como fecha el año anterior, 1905. Y en 1932, el ayuntamiento republicano decidió colocar en el monumento una placa conmemorativa del centenario del nacimiento de Emilio Castelar, homenaje al que se unieron los cónsules de las repúblicas iberoamericanas, como consta en otra placa.

En ese contexto el escritor Servando Camúñez (Cádiz, 1854- San Fernando, 1936), escribió unos versos en 1933, que se publicaron dos años después en una Guía del Veraneante en Cádiz, junto a la foto de la estatua que ilustra esta entrada. Reproduzco los versos a continuación.
 

1 comentario:

  1. Luis Bueno23 agosto, 2020

    Para ver monumentos en Cádiz tapaos la narices.En Holanda se fabrica la mejor ginebra y hasta nos envío un nacido allí, para terminar el trabajo de la Armada anglo holandesa para terminar de acabar su tarea inacabada de destrucción de la ciudad.En España se fabrica el mejor patriotismo (inoperante y fatuo. Lo mismo que los fabricantes de nacionalismos etnicos o medievo históricos) y en Cádiz se fabrica la mejor fórmula habitable de indiferencia a lo más esencial.Pero nos queda el folclore como falsificación de la cultura,

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