Se cumplen treinta años de la caída -mejor habría que decir de la ruptura- del muro de Berlín, esa tapia de hormigón construida en 1961, que para sus constructores era un muro de protección antifascista, y para los "occidentales" el muro de la vergüenza.
Veintiocho años después, el 9 de noviembre de 1989, ciudadanos de Berlín comenzaron a romper el muro, abriendo un hueco que, poco a poco se fue ampliando.
No voy a tratar de insinuar, como leo en algunos comentarios sobre la noticia, que estaba allí, ni siquiera que fui poco tiempo después a ver los restos caídos del muro, puesto que no fui a Berlín hasta el año 2012. Lo que si pude ver fue el resultado de una iniciativa, atribuida al artista Bodo Sperling, de convertir trozos del muro en una galería de arte en plena calle, con participación de artistas de todo el mundo.
Cerca del hotel en el que estuve pude fotografiar una muestra del resultado.
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