Forma parte de mis recuerdos infantiles. Aunque no sé si alguna vez entré -me llevaron- al café Madrid, mi memoria guarda la imagen de sus veladores de mármol, con señores mayores, muy serios, tomando café. Y, casi siempre, al lado, en la esquina con Cánovas del Castillo, el barquillero.
El anuncio es de una Guía del Veraneante de 1935.
A mi me evoca recuerdos de mi adolescencia más que de la infancia. Pero al igual que tu, no recuerdo con precisión si entré o no alguna vez; lo que si recuerdo son las numerosas veces que hice cola para comprar entradas de fútbol para el trofeo Carranza, considerado el mejor Trofeo del Mundo después del Trofeo de la Copa Mundial ((Jule Rimet).
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