Esto ocurre varias veces al día, todos los días, de lunes a sábado. Camiones y furgones de reparto -en este caso dos-, interrumpiendo el tráfico, mientras los conductores, cansados de esperar, tocan el claxon.
En algún caso, el repartidor reprocha, "¡estoy trabajando!", dando por sentado que todos los que están esperando, están de fiesta.
Alrededor de la calle Veedor hay tres o cuatro zonas de carga y descarga.
¡Falta civismo!
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