Regentado en la actualidad por Julio Oliveros, tercera generación familiar, con la ayuda de su hija Laura -garantía de continuidad familiar-, mantiene las características de principios del siglo XX, tanto en la decoración, como en lo que sirven, siendo famosas sus fabadas y el cocido madrileño.
Cerveza bien tirada y buenos tintos acompañaron a una tacita de caldo del cocido, un pan con ensaladilla -servidos con la primera copa-, y muy aconsejables su estupendo bacalao rebozado, generoso de tamaño, y un sabroso revolcón de morcilla, morcilla de arroz rebozada de forma similar al bacalao.
Con su antiguo aviso de prohibido cantar y bailar, Taberna Oliveros tiene un ambiente agradable y un servicio eficiente y amable, un sitio al que hay que volver siempre.
La taberna mas chula y castiza de Madrid.
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