Fachas

Foto de Fernando Fernández, tomada del blog de Luis García Gil

Cuando, en 1968, Joan Manuel Serrat se negó a cantar en Eurovisión, si no lo hacía en catalán, Carles Puigdemont no había cumplido seis años. En 1968 España, y Cataluña, sufrían una dictadura; ahora hay un régimen de libertades protegido por una Constitución. Entonces, Serrat era un valiente patriota catalán, ahora, que dice que el referéndum "no es transparente, no puede representar a nadie", es un facha españolista.

Juan Marsé es uno de los mejores escritores catalanes de todos los tiempos. Su obra se centra en Barcelona, en pleno franquismo, denunciando la marginación de los vencidos en la guerra del 36, la degradación moral de la dictadura... Ahora, que denuncia el "procés" y el relato maniqueo del "govern", es un traidor facha españolista.

Alberto Reig Tapia, catedrático de Ciencia Política de la Universitat Rovira y Virgili, miembro del Centre d'Estudis sobre les époques Franquista i Democrática, es uno de los mejores especialistas enla historia del franquismo y uno de los pioneros en el estudio de la represión franquista, con amplio reconocimiento internacional. Ahora, que junto a cientos de profesores universitarios ha firmado el manifiesto contrario al referéndum, estudiantes catalanes de apenas 20 años, lo tildan de facha y piden su expulsión de la universidad.

Román Gubern, catedrático jubilado de la Universidad Autónoma de Barcelona, es uno de los mejores especialistas, a nivel mundial, sobre la historia del cine, fue miembro del PSUC y militante en la lucha antifranquista. Ahora es otro facha traidor.

Son cuatro ejemplos, pero hay más, muchos más. Cuando se etiqueta y se señala al disidente, al que no opina igual, al que no sigue las consignas, con tanta frivolidad y ligereza, cuando por decir lo que se piensa se olvida la trayectoria de gente como Serrat, Gubern, Reig o Marsé, cuando se coarta de esa manera la libertad de expresión, cuando se recurre al insulto y a la agresión verbal, es que estamos mal, muy mal.