Durante las semanas en que se preparó la defenestración de Pedro Sánchez como Secretario General del PSOE, y la abstención socialista para investir presidente a Mariano Rajoy, hemos escuchado a casi todos los líderes de los partidos decir que lo hacían por España, mientras acusaban a Sánchez de pensar solo en sí mismo.
La realidad ha demostrado que ninguno, ni líderes, ni partidos en su conjunto, pensaban en otra cosa que en sus intereses particulares y partidistas.
En el PSOE, los partidarios de la abstención y su gestora a la cabeza, no pensaban en que unas terceras elecciones eran malas para España, pensaban en la debacle que les podía caer y en que si se retrasaba el proceso electoral un par de añitos, aunque solo sea unos meses, podrían recuperarse.
Iglesias y Podemos no pensaron en España cuando votaron en contra de la investidura de Pedro Sánchez tras las primeras elecciones, pensaron en sí mismos, pues creían que en las segundas superarían al PSOE. Pero resulta que, pese a absorber a IU, perdieron más de un millón de votos, que les fue bastante peor de la que esperaban, pero después, gracias a la gestora socialista, han quedado en una cómoda posición.
Y en el PP, ni Rajoy ni ningún otro pensó que a España le iría mal con unas terceras elecciones, pensaron solo en cómo seguir en el poder y, ahora, cuando han logrado una prórroga, mirando las encuestas, avisan que, o se hace lo que Mariano diga, o convocan elecciones, que ya no es malo para España convocar terceras, cuartas o quintas elecciones, ya controlan el tiempo.
De Rivera y Ciudadanos, ¡para qué hablar!