Estoy absolutamente convencido de que si hubiesen llamado al otorrino de guardia no presencial, hubiese acudido al hospital para atender al niño. Creo, incluso, de que si hubiesen avisado del problema -de que un niño de seis años tenía una pila en la nariz- a cualquier médico del servicio de Otorrinonaringología, hubiera acudido aunque no estuviese de guardia.
Lo que ocurrió en el Hospital Puerta del Mar con el niño al que tardaron casi doce horas en sacarle una pila de la nariz, se debe a una mala gestión administrativa, a una pésima burocracia, a una gélida política sanitaria, que piensa más en la reducción de costes, que en los usuarios.
Lo del niño y la pila, evidentemente, es algo absolutamente excepcional, pero cuando ocurre hay que responder con prontitud, con urgencia, y eso lo tienen claro los profesionales de la sanidad, pero parece que la administración sanitaria no.
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