La costumbre, muchas veces criticada por poco estética, de utilizar sillas de la playa y taburetes para ver las procesiones de Semana Santa, no solo no se pierde, antes al contrario, va a más, con evidente falta de civismo y educación.
Pero, además, se está convirtiendo en un peligro cuando la gente corta el paso, los cruces entre calles, con las sillas, de las que se niegan a moverse para permitir el paso a los demás, a los que quieren ver procesiones y a los que no quieren verlas y necesitan pasar.
Ocupan las calles, sin abonar el correspondiente impuesto, interrumpen la movilidad a los demás y, si les pides paso, te lo niegan, cuando no te mandan, textualmente, al mismísimo...
En Sevilla, cuya Semana Santa tiene tantos admiradores en Cádiz, ya han tomado medidas. Creo que el ayuntamiento de Cádiz debería actuar y, de momento, por medio de la Policía Local, impedir que la gente tapone los cruces de calles con las sillas de la playa. Y, para el año que viene, imitar a Sevilla, en este asunto, no es necesario que sea en todo.
La foto es del blog Los viajes de Claudia.
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