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viernes, 4 de diciembre de 2015

Calle Fermín Salvochea


En Combates por la historia, escribió el gran historiador Lucien Febvre: "Indudablemente la historia se hace con documentos escritos. Pero también puede hacerse, debe hacerse, sin documentos escritos si éstos no existen.(...) Por tanto, con palabras. Con signos. Con paisajes y con tejas. Con formas de campo y malas hierbas. Con eclipses de luna y con cabestros. Con exámenes periciales de piedras realizadas por geólogos y análisis de espadas de metal realizados por químicos. En una palabra: con todo lo que siendo del hombre, sirve al hombre, expresa al hombre, significa la presencia, la actividad, los gustos y las formas de ser del hombre".

Y cuando enumeraba qué fuentes historiográficas podía usar un historiador, además de los documentos escritos, mencionaba, entre las primeras, la toponimia, es decir el nombre de las localidades, los nombres de las calles, de accidentes geográficos, de sitios, luga­res, etc.


He recordado en estos días a Febvre cuando se está debatiendo una nueva revisión del callejero gaditano, revisión que, como es habitual, despierta pasiones en diferentes direcciones ideológicas, pasiones que conducen a cometer errores, como decir que el ayuntamiento de Carlos Díaz introdujo en el callejero personajes históricos de izquierda, como Fermín Salvochea


No es exacto. Como es sabido, Fermín Salvochea murió en 1907, y tres años después de su muerte, en febrero de 1910, siendo alcalde Cayetano del Toro -que no era de izquierdas, precisamente- el cabildo municipal, por unanimidad, decidió dedicarle la calle que actualmente lleva su nombre.  


En 1937, el ayuntamiento impuesto tras la rebelión militar, le cambió el nombre por Obispo Pérez Rodríguez. Cuando en 1979 se recuperan los ayuntamientos democráticos, el presidido por Carlos Díaz decidió devolverle a la calle el nombre de Salvochea.
   

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