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domingo, 18 de octubre de 2015
Marcada para la eternidad
Si hubiera en Cádiz esculturas de Pedro Laín, Antonio Tovar, Dionisio Ridruejo, Álvaro Cunqueiro, Gerardo Diego, Josep Pla, Camilo José Cela o Gonzalo Torrente Ballester, correrían la misma suerte, y por las mismas razones, que el busto Mercedes Formica. El otro día lo dejó claro Ana Camelo, la escritora gaditana fue falangista, por eso había que quitar su estatua de la calle.
Me parece lamentable, y por eso me reitero en lo que ya dije sobre la retirada del busto de Formica. No se puede reducir la biografía de la escritora gaditana a su militancia en Falange, desdeñando la evolución de su pensamiento y el resto de su biografía, que habría que conocer mejor antes de descalificarla.
Y como yo no soy nadie para opinar sobre el asunto -al fin y al cabo también tengo un estigma indeleble en mi pasado: con diez años ingresé en el Batallón Infantil María del Carmen Martínez Bordiú-, quizás tenga más credibilidad Rosa Regás, que escribió en el año 2013 un interesante artículo sobre Formica, o el joven investigador de la UCA Miguel Soler, cuya tesis doctoral se centra en la narrativa de Mercedes Formica, y autor de un par de artículos cuya lectura recomiendo, uno sobre la trayectoria de la escritora maldita, y otro sobre su lucha por la mejora de la situación jurídica de la mujer en la España de los años cincuenta del siglo pasado.
Durante el periodo de la última dictatura, los españoles tuvieron varias formas de salir adelante, muy pocas de ellas elegidas voluntariamente: el exilio, esa forma de disentir coexistiendo, que fue lo que se llamó el exilio interior, donde tantos españoles fueron tolerados o bien sobrevivieron como supieron. También se vivía desde la integración en el régimen y la identificación con sus valores y sus dirigentes. Pero hubo aún una forma más de estar ahí: partiendo del régimen, terminar por llegar a otra parte. Y eso es algo que resulta antipático decir, y que cuadra poco con esquemas prefijados de exiliado=bueno, falangista=miserable. Tantos los citados en esta entrada, como la representada en el busto retirado, contribuyeron a hacer una sociedad mejor, más avanzada, más culta, más igualitaria en el caso de Mercedes Fórmica, con su propio ejemplo personal. Es cierto que muchas de estas personas sí podrían calificarse como "de derechas" si sólo eso es lo que se quiere. Hágase lo que haya que hacerse y no se tenga miedo a hacerlo, pero reflexíonese primero o pídase asesoramiento antes de caer en nuevos errores.
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