Páginas

sábado, 30 de mayo de 2015

¡Que viene el lobo!

Desde el pasado domingo, desde el histórico 24 de mayo de 2015, me están contando historias para no dormir, historias de miedo con las que algunos, de manera tan absurda, como sectaria, asustan a otros tantos con el cataclismo que podría ocurrir en Cádiz si el PP y Teófila Martínez dejan la alcaldía de Cádiz.

Me lo comentaban, muy inquietos, trabajadores de una institución en la que el ayuntamiento es soporte financiero, pues algún jefecillo peperiano les había insinuado que "el Kichi" lo primero que iba a hacer es clausurar dicha institución. Y me lo han comentado ya varios empresarios que son proveedores del municipio, a los que les han dado a entender que perderán negocio, incluso que no cobrarán lo que el actual gobierno municipal les adeuda, en algún caso, desde hace un año. Es la estrategia del miedo, el ¡que viene el lobo!, y no estará Teófila para defenderos.

Lo que no cuentan es que ellos sí hicieron eso. Les voy a contar mi experiencia personal.

Pocos años antes de que el PP ganara la alcaldía de Cádiz, había realizado unos trabajos para la Fundación Gaditana del Carnaval, entre los que destacaba -aunque no era lo único- la preparación de los congresos sobre el Carnaval. Un día, tras una reunión con el concejal de Fiestas -Carlos Mariscal- me dieron un talón para pagarme mi trabajo, pero cuando iba a firmar el recibí correspondiente me percaté que la cantidad era superior a lo estipulado, por lo que devolví el cheque. La funcionaria encargada del asunto, que me agradeció el gesto, pues de lo contrario el presupuesto se descuadraría, me avisó también que el pago se retrasaría por razones burocráticas.

En 1995 el PP ganó las elecciones y Juan Antonio Guerrero, nuevo concejal de Fiestas, siguió contando con mi colaboración en la delegación. Así que seguí coordinando los congresos de Carnaval. Terminado el primero que coordiné con él, me abonaron el trabajo realizado y, en ese momento, aproveché para contarle lo de la deuda pendiente, y Juan Antonio, me consta, se tomó el asunto con interés. Pasado más de una año le pregunté cómo iba el asunto y con gesto esquivo me dijo que esa deuda era de Mariscal, a lo que, molesto, le respondí que esa deuda era del ayuntamiento. Siempre, desde ese mismo día, tuve muy claro que la respuesta no era cosa suya, que no eran palabras de Juan Antonio, quien, meses antes, me había dicho que el cobro pendiente estaba incluido en un expediente de reconocimiento de deuda.

Mi intuición se confirmó tiempo después, cuando en 1999 volví a preguntar por la deuda pendiente y la respuesta fue muy clara: me ha dicho Pepe Blas que si quieres cobrar vayas a pedírselo a él. No sé si son ustedes capaces de imaginarse mi respuesta..., pero nunca más pregunte por lo que la Fundación de Carnaval me debía y, por supuesto, nunca lo cobré.  

1 comentario:

Su comentario está pendiente de moderación