Las Decanas y Decanos de
las Facultades de Artes y Humanidades del conjunto del Estado español, reunidos
en asamblea los días 20 y 21 de marzo de 2015, en la XXIII Conferencia de
Decanatos de Letras, decidimos unánimemente manifestar con toda contundencia nuestra
inquietud por el deterioro de las Universidades públicas en la docencia, la
investigación y la gestión y nuestro firme compromiso de luchar por defender el
papel que la enseñanza de las Humanidades tiene en la sociedad y en el momento
actual.
Como responsables de una parte importante de la
gestión que se realiza en las Universidades y como miembros de la comunidad
universitaria española, hacemos pública la que, unánimemente, hemos decidido
denominar
DECLARACIÓN DE SALAMANCA
1º) Demandamos un compromiso en la defensa de la
Universidad pública y expresamos nuestra oposición a la tendencia, cada vez más
frecuente, a la externalización y privatización de la gestión, basándose en la
falsa pretensión de eficacia y rentabilidad de este sistema y estableciendo una
sinuosa, persistente y falsa dicotomía entre lo público, sinónimo de
ineficacia, y lo privado, de rentabilidad y eficacia.
2º) Demandamos la equiparación de los presupuestos
de educación e investigación a la media de la Unión Europea, ya que la reducción
continuada de las asignaciones presupuestarias a las universidades públicas y
la constante incertidumbre en esta materia han mermado la capacidad de
actuación y han impedido una gestión adecuada.
3º) Demandamos un adecuado relevo generacional
entre el profesorado, frente a las políticas de recortes de estos últimos años
que han supuesto la marcha de numerosos profesores de la universidad pública
por jubilaciones o por falta de perspectivas de promoción. Las tasas de
reposición se han convertido en un instrumento encubierto orientado únicamente
a la reducción del gasto, que conducirá inevitablemente a medio y largo plazo a
la desaparición de centros y de titulaciones ante la falta de profesores. Por
otra parte, esta política ha impedido la incorporación adecuada de profesorado
en formación, siendo sustituido por una mano de obra precaria y barata, y ha
cercenado la promoción de los docentes, acabando, de hecho, con la carrera
académica.
4º) Demandamos una dedicación similar de todo el
Personal Docente e Investigador a tiempo completo en las universidades
públicas. Esto implica la derogación del artículo 2.a y b. del Real Decreto
14/2012, y el reconocimiento de la actividad investigadora a los solos efectos
económicos, según el R.D. 1086/1989, pues la situación actual de la valoración
de la investigación a través de los llamados sexenios o tramos de investigación
es un fenómeno anómalo prácticamente en toda Europa y, más que contribuir al
incremento cuantitativo y cualitativo de la producción científica en España, ha
convertido la investigación en una tarea predominantemente formal, donde los
indicios de calidad y los índices de impacto -muchas veces manipulados o
dirigidos- han sustituido a la libre investigación y a la originalidad y han
desterrado los contenidos y las tesis consistentes, que son los elementos que
caracterizan al verdadero conocimiento científico. Por otra parte, este sistema
ha creado frustración por muchas valoraciones incomprensibles, poco objetivas o
rigurosas en demasía, sobre todo en las áreas de Artes y Humanidades, donde se
imponen criterios valorativos aptos sólo para otros campos científicos.
5º) Demandamos la suspensión, por parte del
Gobierno de España, del Real Decreto 43/2015, y, de no ser así, no llevarlo a
efecto por parte de las universidades, en lo relativo a la posible
estructuración de las enseñanzas universitarias en grados de tres años y
másteres de dos años. Nuestra exigencia se basa en que los motivos que
sustentan este Real Decreto son falaces y suponen, una vez más, un atentado
contra la enseñanza universitaria pública. Dicho Real Decreto se ha realizado
en un contexto en el que todavía se están acreditando los actuales grados sin
tiempo apenas para efectuar un diagnóstico y una evaluación consistente de los
planes de estudio vigentes; no ha tenido en cuenta las opiniones de la
comunidad universitaria en su conjunto; altera las competencias actuales de
grados y títulos; no contempla la posibilidad de que se cuente con másteres
adecuados; encarece los estudios, vulnerando con ello la igualdad de
oportunidades al no garantizar la posibilidad de cursarlos a todo el alumnado;
plantea problemas técnicos de reconocimiento de créditos y, sobre todo,
degrada, el nivel de la enseñanza universitaria.
6º) Demandamos la equiparación de las tasas
universitarias de grado y máster entre sí y entre las diferentes Comunidades
Autónomas, y la dotación del número necesario de becas con la cuantía justa
para evitar la quiebra del derecho constitucional a la igualdad de
oportunidades.
7º) Demandamos que cesen los excesos de
intervencionismo de las Comunidades Autónomas y del Gobierno de la nación en la
Universidad, retomando el genuino significado de autonomía universitaria que el
artículo 27, 10, de la Constitución Española confiere a la Universidad.
8º) Demandamos el cese de la burocratización
creciente de la labor universitaria, que agobia la gestión de los centros
universitarios y que ha incidido en un incremento desmesurado de las tareas
administrativas del P.D.I., en detrimento de las docentes e investigadoras.
9º) Demandamos un cambio sustancial de la
situación del Personal de Administración y Servicios de la Universidad, que
también ha ido disminuyendo de manera alarmante, mientras que se incrementaban
las tareas administrativas. Esta circunstancia ha repercutido en el retraso de
las gestiones y en el deterioro de la calidad del servicio público, además de
crear un clima de descontento y de desmotivación en este colectivo. Es, por
ello, imprescindible y urgente dotar a las unidades administrativas de los
Centros, fundamentalmente, de personal suficiente y cualificado y de medios
técnicos adecuados.
10º) Demandamos un compromiso de diálogo y
voluntad de alcanzar consensos entre todos los actores del sistema
universitario español para cualquier modificación sustancial o estructural que
le pueda afectar. Los Decanos de Artes y Humanidades abogamos por un pacto de
Estado entre las diferentes fuerzas políticas que confiera solidez y
continuidad al ámbito formativo universitario y que mantenga, respetando la
diversidad, unos rasgos/requisitos mínimos homogéneos para las titulaciones,
independientemente de los centros y Comunidades Autónomas donde se impartan.
En Salamanca, a 21 de marzo de 2015
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