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domingo, 22 de marzo de 2015
Netanyahu, Obama y el Estado Palestino
Antes de las recientes elecciones en Israel, Benjamin Netanyahu lanzó un discurso radical, agresivo, que, en buena parte, ayudó a que ganara, casi por sorpresa, las elecciones: su oposición granítica a la creación del Estado Palestino.
Tras la victoria electoral, llegaron las críticas de Barak Obama, afirmando que la actitud de Netanyahu era un problema para encontrar una solución, y la Casa Blanca llegó a insinuar que podían retirar el apoyo incondicional a Israel en la ONU.
Conocida la declaración de la administración norteamericana, el discurso de Netanyahu cambió, sin el menor pudor, a las pocas horas de ganar las elecciones, para decir que está dispuesto a que haya dos estados, con condiciones, la principal, que Palestina sea un estado desarmado, en una demostración de soberbia y prepotencia que, desgraciadamente, no sorprende.
Parece que con ese intercambio de mensajes las aguas pueden volver a su cauce, un cauce que, como siempre, desde casi 70 años, deja de lado los derechos de los palestinos.
Todos parecen olvidar que Israel -con el apoyo de los Estados Unidos de América y el silencio vergonzante de la mayoría de los países que forman las Naciones Unidas-, Israel, repito, ha incumplido e incumple la resolución 181 de la Asamblea General de la ONU, de noviembre de 1947, que establecía el Plan de Partición sobre el futuro gobierno de Oriente Medio y la formación en Palestina de sendos estados árabe y judío independientes, y un régimen internacional especial para Jerusalén.
Podríamos recordar otras muchas resoluciones incumplidas a partir de 1947, incluyendo las relativas a la violación de la Convención de Ginebra y de otros acuerdos internacionales sobre de salvaguarda de los derechos humanos y políticos por parte de Israel. Pero es inútil.
Posiblemente, la única resolución que terminaría con el conflicto es la expulsión de Israel de la Organización de las Naciones Unidas, por su reiterada burla a sus resoluciones y mandatos. Quizás así, como un estado aislado en el contexto internacional, podría entrar en razón y entender que solo la convivencia pacífica y respetuosa con los demás asegura el futuro.
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