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sábado, 17 de enero de 2015

Cádiz y su puerto

No por decir algo muy conocido y repetido, Fran González deja de tener razón: el futuro de Cádiz pasa por el puerto, no solo por el puerto, evidentemente, pero las infraestructuras portuarias son esenciales para la economía gaditana.

Es una historia repetida. Tras la crisis finisecular, a principios del siglo XX se planteó que la recuperación de la economía gaditana pasaba por la ampliación y construcción de nuevos muelles en el puerto gaditano. Por eso en 1901, por R.O. de 4 de diciembre, se creó la Jefatura de Obras Públicas de Cádiz, que en abril del año siguiente recibe oficialmente la concesión del puerto de Cádiz y el muelle Viniegra-Valdés en Puntales. Paralelamente, aunque creada en diciembre de 1901, el 8 de febrero de 1902 se constituyó la Junta de Obras del Puerto de Cádiz, haciéndose cargo de la explotación del embarcadero de Puntales, que tenía arrendado la Compañía de Ferrocarriles Andaluces, que mantuvo el arrendamiento hasta diciembre de 1904, momento en que pasó a la Junta de Obras del Puerto. 

Por otra parte, partiendo de un proyecto de 1881 patrocinado por la Testamentaría de Fernández Montañés, la Junta de Obras del Puerto encargó a los ingenieros Moliní, primero, y Martínez Sánchez Gijón, después, el diseño del puerto de Cádiz: muelle primero o Reina Victoria, segundo o Marqués de Comillas y tercero o Alfonso XIII. Las obras comenzaron en 1906, aunque diferentes vicisitudes prolongaron hasta 1912 la construcción del primer muelle, tras el cual, dificultades económicas ralentizaron los trabajos que se prolongaron, en diferentes etapas, hasta los años treinta y cuarenta. 

Sería deseable que, en esta ocasión, todo transcurriese con más rapidez, pues la ciudad lo necesita.


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