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domingo, 16 de noviembre de 2014

Plan C-Cádiz: patrimonio histórico y ciudad viva (II)

Arquitectura invasiva en el entorno de la ciudad: el polideportivo Centro Histórico. 

Patrimonio, según el DRAE, es la hacienda que se hereda, el conjunto de bienes y derechos adquiridos por cualquier título. Por eso el patrimonio histórico se define como el conjunto de bienes de una nación acumulado a lo largo de los siglos, que, por su significado artístico, arqueológico, etc., son objeto de protección especial por la legislación. Y por eso deben ser los ciudadanos los que gocen y cuiden de su patrimonio, sin permitir apropiaciones, ni alteraciones, del patrimonio histórico y artístico común.

Pero el patrimonio, además de valorado y bien conservado, tiene que ser utilizado, debe estar al servicio de la sociedad, que así tomará conciencia del valor del patrimonio cultural y natural, un valor que se realza según el uso que la ciudadanía haga de él, como una herramienta de educación social y de desarrollo socioeconómico y cultural.

Como indicaba en una entrada anterior, el PLAN C quiere, puede y debe ayudar a reforzar ese uso social del patrimonio gaditano, como una posibilidad más del desarrollo de Cádiz. Para ello hay que partir de la realidad, del estado del patrimonio y del conocimiento y uso que se le da en la actualidad, y la verdad es que el panorama no es muy alentador, ni en el patrimonio cultural, ni en el natural, ni en su aprovechamiento como motor de desarrollo de una ciudad empobrecida.

La contaminación lumínica del litoral –especialmente en las playas-, una deteriorada red de abastecimiento de agua -con pérdidas económicas muy notables-, la ausencia de un programa de reposición del arbolado perdido –que favorece la contaminación ambiental-, la falta de un plan de peatonalización y, hasta hace unos días, del desarrollo del carril-bici –años de planes y disputas políticas lo contemplan-, el recurso –con la excusa de una modernidad mal entendida-, a una arquitectura invasiva en entornos BIC, el desprecio hacia la historia, la falta de una política de educación y concienciación patrimonial, la atomización y privatización de la preservación y difusión del patrimonio, con una errática política de contentar a colectivos –Carnaval, Semana Santa…-, con supuestos museos específicos sin un riguroso plan museístico global, o el nulo aprovechamiento turístico del valor histórico y artístico de la ciudad –no basta con pintar rayas de colores por el suelo-, por mencionar solo algunos de los problemas detectados, es el deprimente panorama actual del estado y uso del patrimonio común, que es imprescindible cambiar en Cádiz.

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