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martes, 21 de octubre de 2014

Un sueldecito

R. Rato en Cádiz, diciembre de 2010. Foto del blog de Pepe Contreras

Rodrigo Rato ha declarado, ante el juez Fernando Andreu, que, pese a ser presidente de Bankia, y por tanto el máximo responsable de lo que allí ocurría, no es responsable de lo ocurrido con las tarjetas negras, que estaba convencido que los pagos con las tarjetas opacas formaban parte de su salario, que desconocía que no se incluían en su declaración del IRPF y que, por eso, no cree haber cometido ninguna irregularidad.

No se qué salario se estipuló en el contrato de Rodrigo Rato
cuando se incorporó, por decisión personal de Rajoy, a dirigir la entidad bancaria madrileña -por cierto, a Blesa, su antecesor, lo colocó Aznar-, pero se sabe que Rato estuvo como máximo responsable de Caja Madrid, después Bankia, unos 28 meses (de enero de 2010 a mayo de 20129). En ese tiempo parece ser que tuvo a su disposición hasta cuatro tarjetas de la entidad, y que las uso, en gastos personales, por un importa de casi 100.000 euros, lo que supone unos 3.500 euros al mes, que según Rato, se debían sumar a la cantidad que se le ingresara en nómina mensualmente. Sin dudas, un buen sueldecito para dirigir una entidad en quiebra, a la que el estado inyectó muchos millones del dinero de los contribuyentes españoles.

Podemos creer, aplicando el principio de presunción de inocencia, que, efectivamente, no sabía que estaba cometiendo una irregularidad, pero mirando las cifras que se gastó con las tarjetas -y en qué se las gastó-, teniendo en cuenta que, además, cobraba una, sin dudas, alta nómina, y teniendo en cuenta la situación de crisis en la que estaba el país, también podemos calificar su conducta desde el punto de vista ético y moral. En mi opinión, detestable.   

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