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miércoles, 16 de octubre de 2013

Ideas para Conversaciones en Otoño



Vivimos momentos de crisis, pero no se trata de una crisis que se reduzca al ámbito económico, también se perciben elementos de crisis ideológica, social, incluso existencial. Una crisis que, provocando desconcierto e inseguridad entre los ciudadanos, les aleja de las instituciones democráticas, de las que desconfían cada vez más, mientras se reiteran noticias sobre corruptelas y malas prácticas políticas entre los dirigentes elegidos democráticamente.

En este contexto, hay que reflexionar y fomentar el debate sobre lo que está ocurriendo, sobre el alejamiento de la ciudadanía de las instituciones democráticas y la desconfianza en el futuro próximo de las nuevas generaciones, que padecen más que nadie, la situación socioeconómica actual. Nunca, como ahora, se percibe un deterioro social del futuro, nunca, como ahora, las expectativas de unos jóvenes, mejor preparados que nunca, han sido más negras. Por primera vez la siguiente generación tiene peores perspectivas de futuro que sus padres.

Si realmente queremos contribuir -cada cual desde su ámbito personal, institucional, o en el ejercicio del conocimiento y su propuesta ideológica- a recuperar la idea inicial de sus fundadores de una Europa en paz, de una Europa social, solidaria, igualitaria y próspera económica y culturalmente, tendremos que ser muy conscientes todos, ciudadanos e instituciones nacionales y comunitarias, de que no podemos obviar la realidad de la crisis en la construcción de la Europa que deseamos, una Europa que debe reconfigurar su espacio en un mundo globalizado a marchas forzadas por la aparición de nuevas tecnologías, que cuestionan viejos conceptos y plantean nuevos problemas en las relaciones socio-económicas y geopolíticas, frente al anterior sistema polarizado por las economías más poderosas del planeta. No podemos confiar en que el actual camino de la UE sea el más adecuado, ni podemos remediarlo con un “auto de fe” en ella y en sus actuales instituciones y organismos, hoy por hoy esclerotizados, sin rumbo propio.

Buen ejemplo de ello son las “recetas” económicas de la UE, el actual “anillo de los Nibelungos” de los mercados, su desmedida avaricia y usura, cuyos beneficios son continuamente expatriados, su política de deslocalizaciones productivas e impuestos expoliados al erario público. Frente a ello, quizás deberíamos contemplar un fortalecimiento de Europa, y sus naciones, mediante una reflexión sobre su nacimiento y creación, lanzar una mirada lúcida a los orígenes desde el Mediterráneo, donde surgió la idea en su momento, como una búsqueda abierta, diferente al atomizado concepto de la existencia de la Europa Central y nórdica. Buscando la cooperación de los pueblos  en torno a este mar que aún tiene ilusión por un futuro diferente.

En el campo político y económico, es evidente el descrédito de los dirigentes y de la gestión de las instituciones europeas, pero también de las nacionales y autonómicas, de las que se cuestiona su dudosa transparencia y calidad democrática, lo que favorece el desencanto de la sociedad española con nuestros erráticos sistemas productivo, financiero, representativo y social, evidenciado éste por el retroceso de los derechos sociales e individuales con medidas políticas que se justifican, arteramente, por la crisis.

Si ayer fue la lucha por las libertades en España, tras la desaparición del régimen dictatorial, para consolidar la democracia y sus instituciones parlamentarias y jurídicas, mediante una Constitución, hoy esa misma Carta Magna es cuestionada desde diversos sectores, que reclaman su reforma y actualización, mientras que también se pone en tela de juicio a la propia organización territorial del Estado.

Por todo ello, los nuevos movimientos sociales, surgidos a raíz de los últimos acontecimientos económicos que amenazan la supervivencia del sistema social desarrollado desde la Transición, y que provocan la frustración de perspectivas profesionales, laborales e incluso existenciales, tanto a nivel individual como colectivo, ponen en cuestión a dirigentes políticos y a la propia estructura social, económica y política de nuestro País. Es decir, si ayer la exigencia fue un Pacto por la Libertades, la de hoy es un Pacto Social, que defina un modelo básico, alejándonos del monopolio partidista para, según su conveniencia, hacer leyes que afecten a la estabilidad de esencias básicas de una Nación: sanidad, educación, pensiones, derechos laborales y protección social de la población.

Se trata de una vuelta a los orígenes, a Rousseau y Montesquieu: el poder y el sistema democrático al servicio del pueblo, de las leyes y de las instituciones .En palabras de Hobbes, el mundo se ha transformado en burdo y peligroso, y si no se toman medidas, la existencia puede volverse realmente “desagradable, brutal y breve”. Susan George en El informe Lugano, afirma: “A veces pongo de relieve la crueldad de la derecha, a veces critico lo que considero la ceguera o los dogmas de la izquierda”. Son comentarios que suscitan, deben suscitar, la necesidad de adecuarnos a los tiempos, pero sin retroceso alguno sobre los derechos conquistados, sin renuncias ideológicas, sin dejar de ser pueblos libres que deciden su destino nacional, unidos a otros pueblos y naciones en objetivos supranacionales.

Desde Cádiz, donde se pusieron las bases de la España contemporánea, la Fundación Alfonso Perales, con la colaboración de la Universidad de Cádiz, convoca “Conversaciones en otoño”, una iniciativa que surge de la necesidad de responder a la incertidumbre e inseguridad que aqueja a la sociedad actual, con la convicción de que definir y debatir sobre los problemas que nos aquejan como individuos y como sociedad, pueden arrojar luz a su solución.

No pretendemos abarcar, en esta primera convocatoria, todos los temas que nos inquietan, y que sería necesario debatir. En esta ocasión planteamos tres cuestiones que se antojan imprescindibles en los tiempos actuales: la igualdad, el Mediterráneo y la ética económica.

La igualdad entendida como una necesidad imprescindible de la sociedad actual. La igualdad de género, que, presentada como un logro contemporáneo, siempre se ha cuestionado por doctrinas de amplio peso en la sociedad actual y, en los últimos tiempos, al amparo de la crisis, se vuelven a plantear diferencias de rol social y económico entre mujeres y hombres. En este contexto hay que ampliar la idea de igualdad a los derechos sociales e individuales, y pensar si no es necesario renovar el viejo contrato social.

El Mediterráneo, donde surgieron las bases culturales de Europa, se visualiza ahora desde una doble perspectiva de convivencia y conflicto. Por eso proponemos una mirada, no nostálgica, al retorno de la civilización común, desde la Europa de hoy, una reflexión sobre el papel de los países mediterráneos en su conjunto, no solo los europeos que ven cuestionado su papel en la Europa actual, mientras se les exige un determinado papel, en tanto que frontera con otros países y otras civilizaciones.
 
En medio de la crisis que padecemos y que están pagando, más que nadie, los trabajadores, surgen noticias sobre corruptelas, enriquecimientos ilícitos, pensiones desorbitadas, contratos blindados…, mientras que la generación mejor preparada de todos los tiempos sufre en auténtico exilio económico. Se hace necesario reflexionar sobre la  ética empresarial y el beneficio justo, sobre la importancia del emprendimiento y el compromiso social del empresario, sobre la formación de la juventud, o el actual exilio económico de ciudadanos y ciudadanas españoles a diversos lugares de Europa y América, como alternativa necesaria para su supervivencia… 

Alberto Ramos Santana y Juan José Gelos Tudela

Más información, Fundación Alfonso Perales.

2 comentarios:

  1. No leía algo tan cuerdo, acertado, actual y coherente, desde algún tiempo antes al fallecimiento del Gran José Luis Sampedro.
    Enhorabuena y que los dioses se hagan eco de estas inquietudes.

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  2. Gracias, Mariano, seguiremos en el intento, aunque sea en el desierto.

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