Da la impresión de que en el PP tratan de prolongar el caso Bárcenas, como hicieron y hacen con el Gurtel, para que la opinión pública se canse, mientras que alientan y mantienen el de los EREs, que ya les gustaría convertir en nacional.
Pero, con todo, hay declaraciones que sorprenden, por su descarado desparpajo. El portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Alfonso Alonso, ha docho que la oposición, todos los partidos con representación en el Congreso -menos el PP- ejercen de "abogados defensores" de Bárcenas, que apadrinan a un delincuente y están secuestrados por Bárcenas.
Como digo, sorprendente. En el PP primero defendieron la honestidad de Bárcenas y lo mantuvieron contratado en el partido, para después despedirlo "en diferido"; negaron después la existencia de los papeles de la contabilidad de Bárcenas; después dijeron que eran fotocopias manipuladas; después que Bárcenas no dice la verdad; después algunos reconocieron haber cobrado, pero no sabían, por ejemplo, que un préstamo hay que declararlo; y recientemente que, en cualquier caso, los cobros no suponían ninguna ilegalidad, aunque, supuestamente, cobrara dinero B o extra el ministro responsable de cuidar las incompatibilidades, por entonces, Mariano Rajoy.
En países democráticamente saludables, los cargos públicos dimiten, sobre todo, por mentir. Veremos que pasa aquí, si eso se demostrara.
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