Este barrio, cuyo nombre oficial era Nuestra Señora del Pilar, era hacia 1810, mayoritariamente, zona residencial de comerciantes y clase media alta.
Dependiendo casi todas sus calles de la parroquia de San Antonio, estaba situado básicamente entre los muros de la huerta y jardín del convento de San Francisco (lo que es hoy la plaza de Mina), y la Alameda. Lo delimitaban las calles (o parte de las calles) Alameda, San Ginés (hoy Fermín Salvochea), Ahumada, Gamonales (Santiago Terry), Husillo (General Menacho), Calvario (Calderón de la Barca, parte de Antonio López y lateral de la plaza de Mina, entonces muro del convento, ver aquí), Puerto (lateral de la plaza Mina, muro del convento y Zorrilla), Tinte (pero no la parte actual del Callejón del Tinte, sino la parte que daba al muro del convento, tercer lateral de la plaza de Mina), Fideo (Enrique de las Marinas), Linares (Buenos Aires), Oca (Adolfo de Castro, se conoció como Horca de los Franceses) Husillo Viejo (Horozco) y Aire (Fernán Caballero).
Es uno de los barrios más fáciles de identificar aún hoy, pues en este barrio se numeraron las casas con un azulejo homogéneo con la representación de la Virgen del Pilar y, todavía, quedan muchos azulejos formando parte del patrimonio histórico y artístico local, que deberían protegerse por alguna norma específica, para que no ocurran cosas como éstas:
Y, sobre todo, para que no desaparezcan más.
Gracias por esta entrada y por mostrar el azulejo, que yo no conocía.
ResponderEliminarEs verdad que los azulejos se van tapando, y el caso de los cables afea, pero no dereriora materialmente. Pero sí se aprecia que por arreglos chapuceros y falta de cuidado en las reformas se invaden los bordes de los azulejos y se acaban tapando. Creo que no costaría mucho una normativa protectora que se hiciera cumplir y, en algunos casos, incluir la restauración de los que se hayan deteriorado. E igualmente con el resto de detalles del patrimonio de la ciudad.