Sin embargo, me temo que haciendo un balance final dentro de poco nos preguntaremos, ¿qué ha quedado en la ciudad del Bicentenario de la Constitución de 1812, aparte de dos o tres edificos rehabilitados? ¿Y el gran objetivo de dejar en la ciudad un centro de investigación y documentación?
Para muchos, entre los que me incluyo, ese es el gran fiasco de la conmemoración, y es achacable a quienes, desde la responsabilidad política e institucional, pusieron trabas desde el principio.
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