El día 3 de septiembre de 1812 el redactor del Diario Mercantil de Cádiz
informaba de que el 20 de julio anterior se había suscrito "en
Petersburgo" un tratado de unión, amistad y alianza defensiva y ofensiva
entre "el emperador de las dos Rusias y el rey católico de las Españas,
Fernando VII", que tenía como objetivo fundamental la lucha común
contra el ejército de Napoleón, añadiendo el periódico que en el tratado
se reconocía la legitimidad de las Cortes generales y extraordinarias
reunidas en Cádiz y la Constitución sancionada por las mismas. Unos días
más tarde, en la sesión del día 8, las Cortes se daban por enteradas
oficialmente y, en medio de una corriente de euforia y tras ponderar al
zar Alejandro I, se ordenó celebrar un Te Deum para celebrar y agradecer
la firma del tratado. La euforia con que se recibió la noticia en las
Cortes, y en la propia ciudad, estaba justificada por que con el tratado
Rusia se convertía, en la práctica, en el primer país que oficial y
explícitamente reconocía la obra de las Cortes y la Constitución
promulgada el 19 de marzo de 1812.
El "Tratado de Amistad, Unión y Alianza" entre Rusia y España,
que no se firmó en San Petersburgo, si no en la ciudad de Velikie Luki, y
fue suscrito por parte española por el embajador Francisco Zea Bermúdez
y por parte rusa por Nicolás de Romanzoff, canciller del imperio,
establecía que entre "el rey de España y de las Indias" y "el emperador
de todas las Rusias", así como entre sus sucesores y sus monarquías,
habría en el futuro "no solo amistad" sino sincera unión y alianza, y
que las dos partes se ayudarían en la defensa de sus intereses
recíprocos y harían "una guerra vigorosa al emperador de los franceses,
su enemigo común". Por otra parte comprometía a ambas monarquías a
colaborar en todo lo que pudiera ser ventajoso para ellas y a
restablecer de inmediato las relaciones comerciales, así como a trabajar
para aumentarlas; y en su artículo tercero decía textualmente: "S. M.
el emperador de todas las Rusias reconoce por legítimas las cortes
generales y extraordinarias reunidas actualmente en Cádiz, como también
la constitución que estas han decretado y sancionado".
El tratado de Velikie Luki fue consecuencia directa de la
declaración de guerra entre Rusia y Francia y, además de propiciar la
alianza militar entre españoles y rusos contra Napoleón, proporcionó a
España el primer reconocimiento internacional de su revolución, y
posibilitó las que, posiblemente, sean las primeras traducciones de la
Constitución de 1812 a otros idiomas puesto que, ese mismo año y casi
con toda seguridad por encargo del emperador Alejandro I, se editaron en
San Petersburgo dos traducciones de la Constitución de la Monarquía
Española, una en francés y otra en ruso.
Publicado en Diario de Cádiz, 15 de septiembre de 2012
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