Si se ha recurrido a ejemplos excepcionales de mujeres heroicas en la
lucha contra el francés durante la Guerra de la Independencia, también
se ha olvidado que las Cortes y la Constitución de Cádiz marginaron a la
mujer, hasta el extremo de no dejarlas, siquiera, asistir a las
sesiones de Cortes como espectadoras. Sin embargo, la mujer tuvo, en la
transición del siglo XVIII al XIX, y más concretamente, durante la
revolución que se vivió en la Monarquía Hispánica a principios del siglo
decimonónico, un papel que no se puede olvidar, ni dejar de lado, y
buen ejemplo de ello es la publicística, los papeles públicos, de los
que son autoras mujeres que querían colaborar, influir, en la formación
de la opinión pública.
La necesidad de esta formación tenía que
combatir el hecho de que la mayor parte de los españoles eran
analfabetos, en porcentajes que superaban al 80% en el caso de los
hombres y el 90% en el de las mujeres. Además, entre el público lector
había una enorme ignorancia sobre cuestiones políticas, de aquí que
escritores como Manuel José Quintana y los colaboradores del Semanario
Patriótico insistieran, desde los inicios de su publicación en
septiembre de 1808, en la necesidad de formar e informar a la opinión
pública. Por eso publicaron noticias y reseñas sobre "papeles
literarios" editados en otros lugares, como dedicaron una parte
fundamental del periódico a temas relacionados con la política, a lo que
pronto denominaron "Historia de la Revolución Española", o a los
conceptos claves sobre los que se debían sustentar las reformas
políticas. Esta fe en la opinión pública como modo de progreso, de lucha
contra Napoleón y límite contra los abusos de poder, no era compartido
por todos y así desde muy pronto los sectores contrarios a las reformas
-entre los que destacaron la Iglesia y los grupos privilegiados-
intentaron, primero, evitar el derecho a la libertad de imprenta y,
luego, contrarrestar el efecto de los papeles reformistas. En este
contexto, y frente a discursos hegemónicos, surgieron voces femeninas
apasionadas que defendieron el derecho a la libertad de expresión,
algunas de ellas antes, incluso, a 1808, escritoras entre las que cabe
recordar a Josefa Amar y Borbón, Josefa Jovellanos, Gertrudis de Hore,
Inés Joyes y Blake, Rita Caveda, María Rosa Gálvez o María del Carmen
Silva.
Conocer qué dijeron, qué posiciones tomaron, cómo
vivieron las mujeres el proceso revolucionario desarrollado entre 1808 y
1814, es el propósito esencial del seminario "Entre el cañón y la
tribuna. Españolas y americanas en las revoluciones liberales", que la
próxima semana se desarrollará en los Cursos de Verano de la UCA. Y es
que, más allá de heroínas y figuras emblemáticas, es muy poco lo que se
sabe sobre las mujeres en la época, mientras que estudios recientes han
demostrado de manera elocuente, no sólo la presencia de las mujeres
durante estos convulsos años, tanto en América como en España, sino
también los compromisos que asumieron muchas mujeres y las maneras en
las que expresaron sus opiniones.
Publicado en Diario de Cádiz, 30 de junio de 2012
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