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martes, 28 de febrero de 2012

El carpintero del Oratorio

            Iniciadas las Cortes en San Fernando el 24 de septiembre de 1810, a fines de ese mismo año comenzó a plantearse la necesidad del traslado a Cádiz. Los diputados eligieron una comisión de tres de ellos que se encargaron de buscar el local más adecuado para continuar las sesiones de Cortes, quienes, tras visitar varios edificios, se decidieron por el Oratorio de San Felipe Neri. Para acondicionar el templo a su nueva función legislativa, se encomendó la dirección de las obras al ingeniero de la Armada Antonio Prat –que ya había dirigido las obras del Teatro de San Fernando.
            Para la realización material de las obras, Prat recurrió a la contratación de un maestro carpintero, con tienda abierta en una céntrica calle gaditana, ofreciéndole el pago de 120 rs.v. al día por la ejecución de las obras. El carpintero trabajó con entrega y a plena satisfacción del director de la obra, hasta el extremo de que cualquier operación de carpintería y albañilería se le consultaba. Las obras finalizaron con rapidez y a finales del mes de febrero de 1811 las Cortes reanudaban sus sesiones en el Oratorio. Al parecer, todos quedaron satisfechos con las obras de acondicionamiento ejecutadas, menos el carpintero, que no cobró por su trabajo.
            A finales de julio de 1811 el carpintero del Oratorio dirigió un escrito a las Cortes en el que explicaba que, terminadas las obras el ingeniero y el aposentador mayor, estando conformes y satisfechos con lo ejecutado, no pudieron pagarle por no existir fondos, y añadía que conociendo la llegada de “caudales de América”, pedía se le abonara la deuda por estar pasando su familia y él penurias en la alimentación y vestuario. El aposentador emitió un informe a principios de agosto confirmando todo lo relatado, indicando expresamente que el carpintero había cumplido a su satisfacción y a la del ingeniero Antonio Prat, y explicando que a medida que se recibían fondos se pagaba “a proporción” la deuda contraída, correspondiéndole cobrar al carpintero la mitad de la deuda. Por fin, el 18 de agosto, se conoció una orden del Consejo de Regencia librando 40.000 rs.v. para terminar de pagar las cuentas de las obras de San Felipe Neri, y el carpintero pudo, finalmente, cobrar el resto de la deuda.
Publicado en Diario de Cádiz, 2 de agosto de 2008

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