Javier Arenas, a lo suyo.

El presidente del PP andaluz, Javier Arenas, sigue a lo suyo. Ajeno completamente a lo que pasa con su amigo y modelo de gobernante Francisco Camps, sin desdecirse de aquella frase lapidaria ("Gobernar es imitar a Francisco Camps"), y ajeno a otros casos similares dados en su partido, conocedor, como nadie, de la trama de los EREs, avisa de que "lo peor está por conocerse", aunque yo, como contribuyente y elector, le agradecería que diera toda la información que, al parecer, tiene a la jueza que lleva el caso y que dejara de quemar fuegos de artificio ante los correligionarios y los medios de comunicación. 
Y es que Arenas, al parecer, sabe lo que se ha robado, lo tiene tan calculado que ha anunciado que cuando gobierne, si es que gobierna, creará un "fondo de emergencia para familias sin ingresos" con lo que "lo que se recupere con el escándalo monumental de los ERE", a lo que añadirá partidas incluídas en los presupuestos.
Es decir, que Arenas lo tiene claro: lo que hay que hacer en Andalucía es repartir subvenciones, ayudas familiares, limosnas, para mantener la paz social. No ha hablado Arenas, no, de partidas presupuestarias para la creación de empleo. No ha hablado Arenas, no, de fomento del trabajo. Ha hablado Arenas de un fondo de emergencia, de ayudas caritativas, a las familias sin ingresos. Tiene claro Arenas que es mejor mantener subvencionados, que gente independiente por su trabajo. ¡Total, si es lo que, según el propio Arenas y el PP, ha hecho el PSOE en Andalucía!, y así han estado 30 años gobernendo...
Y me ha gustado que en su discurso haya recordado al nuevo lider nacional, al Presidente del Gobierno, cuando ha aludido a  que "hay dirigentes a los que la cercanía les produce ronchas", en clara referencia a Mariano Rajoy, el presidente mudo -bien descrito por José Aguilar-, el presidente desaparecido desde que accedió al poder, el presidente que no piensa comparecer ante los representanes de la soberanía nacional, por lo menos, hasta dentro de un mes, cuando, tras casi tres meses, le haya cogido la posición adecuada al sillón de La Moncloa para ordenar lo contrario a lo prometido, lo contrario a lo que anunció en la campaña electoral.