Ya dediqué una columna a este tema, pero sigo observando errores en trabajos de divulgación sobre las Cortes y la Constitución de 1812. Decía en la columna que no es lo
mismo escribir una novela que un trabajo de divulgación histórica.
En la novela el autor que escribe sobre acontecimientos históricos se puede permitir licencias literarias
que enriquezcan la verosimilitud de lo que cuenta, como ha hecho Arturo Pérez Reverte en El asedio,
donde se permite guiños a espacios y hechos anecdóticos actuales. Pero si en la novela eso es admisible, no lo es en trabajos históricos por
mucho que se diga que son de divulgación.
Ha ocurrido con el artículo dedicado al Cádiz de las Cortes que se publicó en la
revista La aventura de la historia, donde se puede leer que el barrio de La Viña fue el más expuesto a las bombas
francesas, que el centro de la ciudad era el barrio de Santa Cruz –en el que
se sitúan los cuarteles y una Facultad de Medicina que por entonces no se denominaba así-,
o se altera el orden del recorrido de la procesión cívica de la proclamación de
la Constitución… Ocurre algo similar en las páginas dedicadas al Bicentenario del periódico El Mundo digital, donde se puede leer que los franceses llegaron hasta el Fuerte de la Cortadura, que la denominación “La Pepa” surgió
en 1812, y que su acepción como vida desordenada surgió durante el franquismo,
o que la “tortilla francesa” nació en Cádiz cuando faltó el abastecimiento de
patatas. También en publicaciones editadas por el Consorcio del Bicentenario, como la guía 1812 un
paseo por el Cádiz de la Pepa, o en el propio Centro de Interpretación, se rpite el tópico de la tortilla a la francesa, o se cita a Antonio Alcalá Galiano como “diputado”, dando a entender que lo fue de las Cortes de Cádiz, cuando
se recoge su testimonio sobre la ceremonia de celebración de la Constitución en
la iglesia del Carmen.Hace poco un conocido periodista afirmaba que la publicación de El Conciso fue consecuencia del Decreto de Libertad de Imprenta de 10 de noviembre de 1810, cuando el periódico comenzó a publicarse en agosto de dicho año. Y en el nuevo El Conciso de marzo de 2011, por ejemplo, se puede ver una imagen de Fernán Caballero, diciendo que es Margarita de Morla.
Errores absurdos que crean confusión y que no se deben permitir de ninguna manera, sobre todo en organismos e instituciones dedicadas a preparar la conmemoración del Bicentenario.
Lamentable, más cuando he sido asiduo lector de la revista de Historia que mencionas, pero más lamentable son aquellos errores que provienen de las publicaciones locales que citas. Todo por no contar con un excelente conocedor de la época como un servidor (momento ególatra).
ResponderEliminarSobre la novela histórica y el rigor histórico no puedo más que darte la razón. Aunque Dan Brown y El Código Da Vinci hizo mucho daño en ese aspecto. En el cine no hace mucho asistimos a un caso divertido en el cual el rigor histórico fue a dar un paseo. Fue con Malditos Bastardos de Quentin Tarantino, con cierta escena en un cine de la Francia ocupada por los nazis...
ResponderEliminarNo es un momento ególatra, es la pura verdad
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