Siguen algunos empeñados en negar
que a la Constitución de 1812 se la conoció, ya en el siglo XIX, como “La Pepa”.
Sin pretender reiniciar una polémica sobre el tema, creo conveniente señalar
que hay argumentos suficientes que lo avalan, argumentos que ya publiqué
anteriormente, algunos de los cuales recuerdo ahora aquí.
En una obra del prestigio del Diccionario de Historia de España,
publicado en 1952, en la voz Constitución de 1812, escrita por Gaspar Gómez de la Serna, se indica que el
nombre “La Pepa”
lo puso el pueblo, y que el “Viva la
Pepa” fue el clamor de las primeras conspiraciones liberales.
También en el Diccionario político
español, histórico y biográfico (desde Carlos IV hasta 1936), de Ángel
Ossorio y Gallardo, publicado en 1945, se explica la exclamación “Viva la Pepa”, como un grito sobre la Constitución de 1812.
Con anterioridad, Melchor Fernández Almagro en su obra Orígenes del régimen constitucional en España (1928), escribió “«¡Viva la Pepa!» será el grito cifrado de los
constitucionales, en días aciagos de clandestinidad y persecución”, recordando
que «Pepa» era “gaditana de cuna”.
Si es cierto que Pérez Galdós en el episodio Cádiz no alude a “La
Pepa”, también lo es que lo hizo en otras obras, como Carlos VI en la Rápita o en España Trágica, por citar dos ejemplos.
Y también José María Pemán, que no demostró ninguna simpatía por la Constitución de 1812,
explicó el sentido del nombre y del grito “Viva la Pepa”, aunque no lo hiciera
en Cuando las Cortes de Cádiz. Lo
hizo, por ejemplo, en La
Historia de España contada con sencillez, publicada por primera vez en 1938,
y lo repitió en Un laureado civil: Vida y
hazañas de Don Domingo de Torres en los días de la Independencia de
América, publicado en 1944, (se puede leer también en sus Obras Completas (1947).
También hay
documentación de la época que avala el trabajo de los historiadores, aunque sea
difícil de localizar, dificultad que se explica si recordamos, como hace Miguel
Artola en la Historia de España de Menéndez Pidal, t. 32, que
“Viva la Pepa”
era un grito subversivo –y perseguido- de los “iniciados” en la conspiración
liberal. Sin embargo, se pueden encontrar testimonios, de los que citaremos
algunos.
Por ejemplo la “Letrilla que
cantaba un liberal”, publicada en El
fiscal patriótico de España, el 25 de abril de 1814, donde el “la Pepa”,
alude a la Constitución
de 1812. También lo encontramos en el periódico El Zurriago, por ejemplo, en los números 35, 41 y 44,
correspondientes a los meses de abril, mayo y junio de 1822. Y en 1823 se reimprimió
en Vitoria, en la imprenta de la
Viuda de Larumbe e Hijo un Testamento de la
Constitucion. En el nombre de Dios Todopoderoso, Amen. Sepan
cuantos vieren esta pública escritura de Testamento y última disposicion, como
yo, la infalible, sabia, feliz, inmortal, la niña adorada, venerada, aplaudida,
sagrada, la Pepa Constitucion... Hay todavía ejemplos posteriores, como “La
nueva letra para el himno de Riego”, publicada en El crisol, el 9
del 9 de 1842, donde dice “¡¡y Viva la
Pepa!! / gritad españoles”. Y si queda alguna duda de que a la Constitución de 1812
se la conocía a mediados del siglo XIX como “La Pepa”, se puede leer en el periódico El genio de la libertad, del 25 de
octubre de 1844, un artículo completo, metafórico, dedicado a “La Pepa”, es decir a la Constitución de Cádiz.
Y uno de los testimonios más
contundentes es el del historiador y jurista español Juan Rico que publicó en
1855 que a la
Constitución de 1812 le decían “sus padres”, los diputados de
1812, “La Niña”,
para diferenciarla “de las demás constituciones” que tuvo España después”. Y en
el párrafo siguiente escribió que “La
Pepa” era el nombre que le dio “el vulgo a la Constitución del año 20”, es decir a la Constitución de 1812
repuesta en 1820 y vigente durante el Trienio Liberal.
Como decía, son testimonios que, entre otros, ya había publicado. No muy
tarde, Felipe Barbosa y yo ofreceremos más.
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